La inflación de septiembre podría marcar el fin de la seguidilla de cinco meses de desaceleración, con un índice que superaría levemente el 2,5% de agosto, según el anticipo de la mayoría de las consultoras.
Las proyecciones van del 2,7% de Econviews y ACM (similar al anticipado en el último Relevamiento de Expectativas de Mercado del Banco Central) al 3% LCG, con un 2,9% previsto por Ecolatina y Eco Go, en tanto CESO (Centro de Estudios Scalabrini Ortiz) midió en la cuarta semana del mes un alza del 2,6% en los supermercados, en todos los casos niveles mayores a los de agosto.
El dato preocupa en los despachos oficiales de cara a la campaña, si se tiene en cuenta que el Indice de Precios al Consumidor (IPC) se dará a conocer el 14 de octubre, un mes antes de las elecciones generales, en tanto el correspondiente al décimo mes del año se difundirá oficialmente el jueves 11 de noviembre, apenas 16 horas antes del inicio de la veda electoral.
La reversión de la tendencia a la baja de los índices que periódicamente da a conocer el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) tiene como causa principal la evolución del precio de los alimentos, principal rubro en la ponderación general.
Por tal razón, la secretaria de Comercio Interior, Paula Español, mantuvo este lunes un encuentro con supermercadistas, a quienes instó no subir los precios de los productos que venden, teniendo como respuesta por parte de los empresarios que no podrán evitarlo si los proveedores aplican incrementos en las mercaderías. Con menor incidencia, también impulsarían la suba rubros como prepagas, expensas y los incrementos al personal doméstico.
En agosto, gran parte de la inflación general del 2,5% se debió a que el capítulo alimentos y bebidas no alcohólicas había cerrado el mes con un alza del 1,6%, notoriamente inferior a los meses previos, por la incidencia de la baja en el precio de la carne vacuna y de algunos productos frescos, por su comportamiento estacional.
Ese fenómeno no se repetiría en septiembre, en el que la carne volvería a registrar una suba luego de dos meses consecutivos de baja, y tampoco habría bajas significativas en frutas y verduras como para incidir en una atenuación del capítulo en general.
Si bien se mantiene en niveles elevados en comparación con el resto de los países de la región y del mundo en general, la inflación en la Argentina venía registrando una desaceleración de manera ininterrumpida desde marzo, cuando llegó al 4,8%, el registro más alto desde septiembre de 2019, en las postrimerías de la presidencia de Mauricio Macri, con una disparada en la cotización del dólar.
En lo que va de 2021, el Gobierno recurrió a la contención del dólar oficial, que desde febrero viene mostrando aumentos nominales por debajo de la inflación, y a la continuidad de la política de tarifas de servicios públicos congeladas o administradas, con el propósito de reducir los índices inflacionarios. Después del 4,8% de marzo, los meses siguientes mostraron sucesivas desaceleraciones: 4,1% en abril, 3,3% en mayo, 3,2% en junio, 3% en julio y 2,5% en agosto.
Fuente: Noticias Argentinas