Plantear que se aplique una política de subsidios a la actividad teatral, es una iniciativa obscena e inviable desde una política responsable. El subsidio siempre lo pagan los contribuyentes. La corrupción política produce con sus decisiones el desvío de fondos hacia actividades no prioritarias, como el caso del gobernador Daniel Scioli, quien hace un abuso de esta prerrogativa, que es un dispendio de fondos públicos, cuando no hay mantenimiento en escuelas, hospitales, rutas intransitables, cancelación de servicios ferroviarios, patrulleros sin combustible, sin presupuesto para el debido funcionamiento judicial etc.
Nadie habla porque la colonia artística tiene el mismo miedo que sintió Darín cuando dijo lo que dijo, en la versión original o lo que le ocurrió a Marcel Morelo en Lanús cuando reclamó por la ola de inseguridad. Callar es más fácil, no comprometerse, pero a la colonia artística ya le llegó la miseria de contar las monedas y cualquier otro enfoque es agregarle más prostitución al tema, aunque se disimule hablando de la violencia de género y la trata de personas.
Scioli subsidia además entradas de una obra en el Teatro Auditorium y mantiene un equipo de volei cuyo costo se desconoce, mientras que aumenta el número de cuotas de impuestos, las alícuotas y forma una GESTAPO de la recaudación a través de ARBA. El IOMA es un desastre y el IPS no tiene líneas telefónicas que funcionen.
Los turistas primero tienen que viajar, luego comer y alojarse. En este contexto a quién le sobre un peso para ir al teatro ni hablemos de una familia tipo. Si los teatros trabajan a media sala y existe una sobreoferta en contraposición a una notable merma de turistas, es lógico que los números a alguien no terminan de cerrarle. Mar del Plata es una ciudad colapsada de oferta. Si abren la carta de los subsidios va a ser peor. Por qué crecen en la actividad ciudades del litoral de la Mesopotamia, San Luis y Villa Carlos Paz.
¿Ahora, cuál sería el criterio del subsidio? ¿Quién evaluaría los casos? Cuando a Scioli no le cierran las cuentas aplica un impuestazo, lo mismo que Pulti, y continúan manejando déficit que se desconocen. Plantear un subsidio a la actividad teatral, es un cachetazo a la realidad, a la pobreza, a la seguridad, a la salud y a la educación pública.
En este país en el que se claudica ante la inflación y se requieren inversiones genuinas, quién se acuerda de los empresarios que invierten en producciones, teatros y en mantener abiertas las salas aún en invierno. Si además de la competencia desleal del Estado que sufren quienes invierten, se auspician subsidios, estaríamos hablando desde el léxico de la procacidad.
Los espectáculos “a la gorra” en La Rambla y en la calle Rivadavia, han crecido en la misma medida que ha caído el arribo de turistas. Nadie mide los riesgos y el fracaso de la política de la actividad teatral es imputable directamente el gobernador Daniel Scioli y al intendente Gustavo Pulti. Es inapelable, no hay forma de atenuar sus responsabilidades, es más habría que demandarlos por mal manejo de los fondos públicos. El Teatro Colón bajo el área de la municipalidad está lleno de pulgas y butacas apolilladas, y el mismo responsable de la sala dijo que los recursos son desviados hacia otras Secretarías. La gente que vino como turista durmió en los autos y comió en la calle. ¿Qué podemos esperar?
Jorge Elías Gómez