No me fue bien en los penales en River, es la realidad, pero lo importante es estar bien mentalmente. La idea es ganar en los 90′: luego, es una lotería en la que influye mucho la suerte”.
Esto, que queda demostrado en sus estadísticas en River y en su carrera, se trata de una gran contraposición con lo determinante que suele ser en los 90′: héroe, arquero ganapartidos y más que a la altura hace seis años y medio de ocupar el arco más grande del mundo, en los penales no logra hacer pie. Por ejemplo, de los 65 que le ejecutaron desde que llegó al club de Núñez a principios del 2018 (en definiciones o en tiempo regular) tan solo atajó nueve (el 13,85%), acertando el lado en 26. 54 fueron gol y dos terminaron desviados. Números alarmantes que lo exponen en este rubro.
Hasta los de este miércoles, en el 2024 le habían pateado tres: cronológicamente, le tapó a Excursionistas en la ronda anterior de la Copa Argentina (gran atajada con el partido 1-0) y le convirtieron Instituto en la última fecha de la Copa de la Liga (se tiró al lado correcto) y Nacional en Montevideo (fue al otro palo).
Sí, una gran dualidad que termina formando un caso algo extraño: Armani es un arquero capaz de ganar partidos y título con sus atajadas determinantes, pero que le cuesta ser efectivo a la hora de que le pateen un penal.
En un momento de la tanda, a Armani se lo vio con un machete en el que supuestamente tenía anotados los lados donde iban a ejecutar los jugadores de Temperley, aunque no funcionó. En el que le atajó a Excursionistas en febrero, confesó que tenían estudiado al pateador: “Como digo siempre, tenemos a Ale Saccone que nos pasa los informes de los pateadores. El que pateó era uno de los que estaba en carpeta y me jugué a ese palo. No teníamos video, pero él lo vio, lo habrá sacado de algún lado y fue a ese palo, así que me jugué. La pude sacar que es lo más importante”, dijo en aquel momento.
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