La sociedad siente sorprendida por las manifestaciones, reclamos y tomas de escuelas. No son ajenas sus protestas a la deserción del Estado de garantizar sus derechos. No es completa la asistencia si se comprende como tal habilitarlos a votar a los 16 años. Todos esos jóvenes estudiantes, deben individualizar bien la competencia de los responsables de esta situación.
Al respecto mdphoy.com requirió la opinión de Sebastián Puglisi (*), quien brindó precisas explicaciones y describió la actual situación bajo el título:
La construcción ciudadana
”Desde hace unas semanas, los estudiantes de algunas escuelas secundarias oficiales de nuestra ciudad, han comenzado a movilizarse en reclamo a mejoras edilicias en sus colegios.
La situación de abandono y desamparo que se observa en algunas escuelas es sorprendente, pero asimismo la lentitud para encontrar soluciones por parte de las autoridades educativas de la Provincia de Buenos Aires, es inexplicable.
Algunos medios periodísticos se vienen ocupando diariamente de estas acciones de los jóvenes. Algunos acompañando e informando,otros demonizando a los adolescentes.
Debo dejar clara una postura: no adhiero a los adultos que fogonean estas situaciones para lograr algún rédito sectorial o personal. Tampoco a los jóvenes que aprovechan esta situación para destruir lo poco que queda en pie en escuelas maltrechas. Aclarada esta cuestión, diré que estoy absolutamente reconfortado con algunas situaciones que los estudiantes han logrado revertir. Hay jóvenes que en estos días han realizado campañas de limpieza de bancos, limpieza de edificios y han participado de talleres y expresiones artísticas que han permitido creativamente mostrar a un número importante de convecinos cuál es la realidad de los edificios escolares de nuestra ciudad. Estos jóvenes le han dicho a toda la comunidad que vea en que situación edilicia se está estudiando y en qué condiciones están trabajando algunos docentes…y han logrado asimismo, que autoridades provinciales de infraestructura, se dignen a venir a nuestra ciudad con alguna solución alternativa. ¿había que llegar a esto?
Ante esta situación en la que las autoridades educativas parecen asombradas por la postura tomada por los estudiantes cabría preguntarse: ¿porqué la mayor parte de los medios de prensa recrimina a los jóvenes por su actitud, pero nadie pide explicaciones a las autoridades provinciales acerca del estado edilicio de las escuelas? ¿Qué hacer ante esta situación?¿Sancionamos o aprovechamos estos espacios de construcción ciudadana?
La escuela es el espacio público que tiene la tarea específica de construir lo público. La pregunta por responderse sería ¿la educación para la ciudadanía, debe ser una tarea transversal, que comprometa toda la experiencia escolar, o un espacio curricular específico, con contenidos claramente delimitados?
En nuestra provincia los jóvenes cursan en sus tres primeros años de secundario obligatorio, una materia denominada Construcción de Ciudadanía (CDC) con horario reducido, a veces cursado en horario extra banda horaria, que refleja la escasa relevancia que se le asigna, en comparación con otros espacios curriculares. Busca enseñar a los alumnos a actuar políticamente, a actuar –como bien dice su nombre- como ciudadanos, proponiendo cambios en su entorno, apelando a las esferas políticas que corresponden, elevando quejas, buscando espacios de comunicación y acción, es decir, a no ser conformistas, a cuestionar y a actuar en democracia. En realidad, es una materia que le da la palabra a los jóvenes.
Pero la Ciudadanía se construye participando. Hay una enorme cantidad de chicos y chicas que han transitado por este espacio curricular y ni siquiera recuerdan de qué se trata, y sin embargo deberíamos sentirla, los docentes, como el triunfo de una pedagogía crítica y actualizada que se filtra dentro de un sistema escolar estatal tradicional.
Ocurre que en muchos casos es ofrecida por profesores con escasa formación para un espacio curricular de semejante envergadura y además criticada por algunos ya que piden que sea un espacio en la que se pide neutralidad. Pero cabe una pregunta: ¿Podemos pedirle neutralidad a la educación ciudadana?
Nunca la enseñanza es neutral y menos aún la formación política que es el menos neutral de los contenidos. La neutralidad absoluta no sólo es imposible, sino que también resulta indeseable.
El ocultar los conflictos, hacer silencio ante ellos y la evasión de las controversias no parece ser una buena herramienta para formar ciudadanos dispuestos a la participación activa.
Pero claro, hay que ser muy cuidadoso ya que tampoco es deseable una orientación sesgada por el oficialismo de turno.
Los principios democráticos deberían ser el marco dentro del cual movernos, sin ahogar el pluralismo que siempre y en todos los casos, enriquece.
Es bueno que los jóvenes participen. Siempre decimos que queremos jóvenes críticos y reflexivos….
Hoy los jóvenes se están expresando.
Seguramente desde las escuelas deberemos seguir trabajando para profundizar un trabajo que nos permita movernos dentro de lo que propone un estado de derecho.
Necesitamos, los docentes, trabajar propuestas didácticas específicas.
Necesitamos, los docentes, generar condiciones para el cambio social desde la enseñanza.
Lo lograremos si podremos revisar nuestros propios procesos de aprendizaje, nuestras propias prácticas….en muchos casos heredados, pero sin crítica.
Sabemos que la escuela es necesaria, pero no es suficiente para construir y pensar lo político, debemos aportar desde todos los sectores sociales para tener, por fin, la escuela que queremos”.
* Profesor y Licenciado en Ciencias de la Educación. Especialista en Gestión Educativa
Actualmente docente en Institutos de Formación Docente y en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Ex Secretario de Educación Municipal.