Con el objetivo de maravillar, el Teatro Negro de Praga ha ido profundizando su recurso hasta generar cosas asombrosas. La bicicleta voladora es ya un clásico del grupo, un espectáculo que presenta innumerables objetos fluorescentes flotando en un registro que imita a la lógica de los sueños: desde las 21, esta propuesta se podrá ver en la Sala Piazzolla del Teatro Auditórium (Boulevard Marítimo 2280).
Fundado por el artista Jirí Srnec, el Teatro Negro de Praga viene manteniendo de manera ininterrumpida, desde hace 49 años, un nivel inigualable en este arte sofisticado. El principio de esta agrupación fue la ingeniosa aplicación de un simple y antiguo truco: la llamada cámara negra o gabinete negro, el cual ya se conocía en la antigua China y luego fue utilizado por algunos magos. También se aprovechó en los primeros tiempos del cine y en el teatro.
En el caso de La bicicleta voladora se trata de una pieza dedicada a los sueños de los hombres, especialmente al de volar, algo que persigue al imaginario desde hace cientos de años. Aquí, un inventor fascinado con las alas de los pájaros, intenta inútilmente hacer volar a una bicicleta hasta que, gracias a la intervención de Cupido, logra enamorarse de una muchacha y cumplir su gran anhelo.
Básicamente, una obra sobre el amor y los sentimientos; con notable pericia estos artistas hacen de un acto que es pura técnica un espectáculo sensible y poético. Esta obra, además, se ha convertido en un clásico del Teatro Negro. Es el regreso a Mar del Plata con una combinación de sonido, luces y vestuario y una mezcla de danza, música, teatro, actores que se ven y que no se ven sobre el escenario.