No es difícil imaginar lo que será La Bombonera el próximo domingo a las 18.15. Vestirá sus mejores galas, será una fiesta para recibir a su campeón del mundo. Juan Martín Del Potro tendrá la demostración afectiva y deportiva que seguramente jamás imaginó. Tal vez soñó con vestir la 9 de Palermo, pero lo suyo era una raqueta para convertirse en el mejor tenista argentino de todos los tiempos y entrar en la historia de oro del deporte argentino.
La esquiva conquista de la Davis, encumbra esta epopeya deportiva entre las diez más importantes de toda la historia del país. Por eso Boca Juniors (que encima está dulce por estas horas) tirará la casa por la ventana para brindar una demostración muy pocas veces vista en ese estadio. La parcialidad boquense, cuyos colores respira y transpira Juan Martín, tendrá la exclusiva oportunidad de transmitirle la inmensa alegría de todo el pueblo argentino. En la municipalidad lo van a recibir como el hijo predilecto de Tandil, tal vez hasta el presidente de la Nación, otro tandilense como él, ingeniero Mauricio Macri, le brinde oficialmente una bienvenida con honores oficiales.
Pero conociéndolo al tenista tandilense, nada será igual a la demostración que recibirá en el estadio xeneize. Casi hasta debería arriesgarse que su pasión por los colores auriazules en su vida compiten con el tenis. El próximo Olimpia de oro de la Argentina, no será esta vez motivo de discusión, habrá unanimidad. Los festejos se irán eslabonando en una inmensa cadena de felicidad. Casi premonitoriamente, Tandil acaba de ser designada como la Capital Nacional del Tenis, por superar la media entre las ciudades del país en cantidad de deportistas de esa especialidad.
Pero si tanto se ha debido esperar por la ensaladera de plata, no pudo haber llegado mejor acompañada tamaña conquista. Jugar las rondas más importantes como visitantes. Haber derrotado a top tens en instancias previas. Volver de un 0-2 en cinco sets. Haberlo logrado con uno de sus dedos destrozados. Haber dejado colgada en el vestuario la dolencia de su muñeca, que casi lo posterga definitivamente en su carrera. El relieve que brilla haberlo conquistado sin que ningún integrante del equipo esté entre los top 20 del mundo. O “La Gran Willy” que fue lo más extraordinario de la final de Zagreb.
El cúmulo es tan amplio que hasta la palabra hazaña, parece que no alcanzara. Fue una epopeya deportiva, que también comprendió a Federico Delbonis, a Leonardo Mayer y al capitán Daniel Orsanic, hubo una comunión entre los integrantes, que sepultó los egos y todas las influencias que juegan en un deporte de excluyente característica individual, salvo en el equipo de la Copa Davis, el cual no hubiera sido campeón sin la participación del tandilense.
Disfruta de los asados y sus amigos. Volverá allí a su residencia que es su lugar en el mundo, en plena sierra de la Avenida Don Bosco. Allí donde los tambos le dejaron lugar a las cabañas para turistas, y porque no tandilenses, que no dejarán pasar la oportunidad de saber dónde vive Del Potro. El tambo de Don Farbo, de los Ochoa, el boliche de Noli, La Cascada de los hermanos Beltrán, la quinta de Adami, los Rolando y Don Simón pitando tabaco en cigarrillos armados y atando su petisa “Negrita” al palenque, entre otros, ya hicieron su vida en ese lugar hace muchos años, hasta se lo estuvieron cuidando, ahora uno de los deportistas más famosos del planeta es quien ha tomado la posta, en un paraíso natural enclavado en las sierras. Llegará el martes con la Copa Davis bajo el brazo, allí a la zona del Matadero Viejo, que definitivamente también entra en la historia grande.
Jorge Elías Gómez