“Me encontré con alguien cuidando a mi viejita, debe ser por tantos que ella rescató y cuidó”. Junto la foto de una gata blanca y negra recostada sobre la tumba de su mamá y esta descripción, Darío compartió con sus seguidores de Twitter la conmovedora escena que vivió la última vez que fue al cementerio de Tigre.
Es que el hombre trabajaba en una veterinaria y cada animal desamparado terminaba en su propio hogar o en el de Aurora. “A veces me decía ‘Son muchos’ cuando me veía con otro”, contó sobre los “retos” de su mamá, que luego terminaban en un: “Bueno, uno más no hace mal”.
“Siempre que voy me destruye su ausencia, pero hoy me tocó llorar por un motivo mejor. Fui a buscar agua y al volver la vi así, como abrazada a las flores. Las hormigas se comen las flores, pero no puedo poner veneno, no quiero, las flores igual duran poco y todos tienen derecho a vivir”, relató.
Naturalmente, la mayoría de los usuarios que comentaron la publicación le sugirieron que adoptara al animal. Sin embargo, Darío explicó: “No quiso venir conmigo, ni alejarse de ahí, pero no le va a faltar comida ni agua nunca”.
“Está donde quiere y con quien quiere, cada día voy con ellas”, aseguró luego, y contó que en este momento vive con 12 adoptados en 30 metros cuadrados de casa. “Todos adentro, nadie toma frío”, aclaró.
En la publicación de Twitter, que tiene casi 50 mil likes y decenas de comentarios de personas conmovidas, Darío confesó que además de la pérdida de su mamá, atraviesa otros dolores familiares: su papá sufre Alzheimer y su hermano leucemia. “Lamento si a alguien lo ha hecho sentirse triste”, se disculpó.