Además de haber establecido en 2020 una cuarentena excesivamente larga que provocó una gran fatiga en la sociedad de cara a la segunda ola de coronavirus, y a las controversias generadas en torno a las frustradas negociaciones con Pfizer, el Gobierno Nacional quedó envuelto en un debate respecto a la elección de las vacunas contra la nueva enfermedad.
De un muestreo aleatorio tomado de un importante laboratorio de la ciudad de Mar del Plata sobre personas inoculadas mayormente con Sinopharm, suero proveniente de China, surgen algunas dudas sobre la eficacia al menos de la primera dosis.
Los datos aparecen en un contexto poco propicio. En los últimos días el secretario de Estado de Asuntos Europeos de Francia, Clément Beaune, afirmó que solo “las vacunas autorizadas por la Agencia Europea del Medicamento” serán reconocidas por el certificado Covid europeo que entrará en vigencia el 1 de julio.
“Está descartado que viaje a Francia con una vacuna de cuya protección no estamos seguros”, dijo refiriéndose a la vacuna rusa Sputnik o a la china Sinopharm, las dos que se aplican mayormente en la Argentina hasta el día de hoy.
Las únicas vacunas aprobadas por la Agencia Europea del Medicamento son Pfizer/BioNTech, Moderna, AstraZeneca y Johnson&Johnson.
Antes del país galo, España también había anunciado que no admitiría a los vacunados con la Sputnik, aunque sí con las fórmulas chinas como Sinovac (que se aplica mayoritariamente en Chile) o Sinopharm.
Cabe consignar que esta última recién fue aprobada por la OMS el pasado 7 de mayo, luego de algunos interrogantes.
Sobre una lista confeccionada a partir de 48 personas que fueron inmunizadas en Mar del Plata, 30 de ellas no presentaron anticuerpos luego de la primera dosis, es decir un 62,5%, de acuerdo a estudios de anticuerpos realizados en uno de los laboratorios más importantes de la ciudad, que posee varias sucursales.
De aquella treintena, 25 fueron vacunadas con la Sinopharm, y sus edades van entre 40 y 81 años. Todas las inoculaciones sucedieron entre los primeros días de marzo y los últimos de abril, y en la totalidad de los casos, los análisis se tomaron al menos 30 días después de la primera dosis.
Las 30 personas presentaron valores inferiores a 1 igG, que indica negatividad de acuerdo a los parámetros utilizados por el laboratorio. Los anticuerpos clase IgG (COVID 19) por lo general alcanzan niveles detectables a las 2 semanas después de la infección y generalmente permanecen durante años.
Sugieren infección reciente o previa con SARS-Cov-2, y son los anticuerpos responsables de la acción protectora de la respuesta inmune.
En el estudio, las 25 personas inoculadas con la Sinopharm mostraron valores entre los 0,01 y los 0,83 IgG. De las otras 5 personas sin defensas, 3 corresponden a Covishield Astrazéneca y 2 al primer componente de Sputnik V. Respecto a la primera, los valores fueron de 0,03, 0,67 y 0,89 IgG, mientras en el caso de la vacuna rusa, 0,08 y 0,32.
Otro dato a subrayar: de los 18 individuos que presentaron anticuerpos, 9 de ellos, es decir el 50%, habían cursado en algún momento la enfermedad. Y otros 4 habían recibido la segunda dosis.
Este medio pudo saber que en otro importante laboratorio de Mar del Plata, los empleados del mismo que fueron vacunados, mayormente con la Sinopharm, también se sometieron a análisis de anticuerpos, arrojando idénticos resultados. Pero en este caso, no accedieron a confeccionar una lista con los valores correspondientes.
En los primeros días de abril, trascendió que un grupo de médicos vacunados con la fórmula china se había realizado un test de anticuerpos, y en todos los casos el resultado arrojó una baja cantidad de defensas.
Poco después, se desató una controversia en la propia China: tras admitir que sus vacunas “no tienen tasas de protección muy altas”, el director de los Centros de Control de Enfermedades chino, Gao Fu, debió aclarar que fue un malentendido y que se refería a que todas las vacunas deben buscar mejorar su desempeño. Se refería no solo a la Sinopharm sino también a la Sinovac.
Hasta ahora, llegaron a la Argentina 4 millones de dosis de Sinopharm desde el 25 de febrero. En las últimas horas, el Gobierno anunció que llegarán al país 6 millones más entre junio y julio.
Los otros países que adquirieron la fórmula china son Emiratos Árabes, Seychelles, Senegal, Perú, Pakistán, Marruecos, Montenegro, Macao, Jordania, Hungría, Egipto, Camboya, y Barein. Como se puede apreciar, ningún país de los llamados centrales decidió optar por esta vacuna.
Vale consignar que un reciente estudio realizado en Uruguay, arrojó que la reducción de casos con la vacuna del laboratorio Sinovac es del 57 % y con Pfizer es del 75 %.
En tanto, en internaciones en unidades de terapia intensiva, el informe anotó una efectividad del 95 % para CoronaVac y del 99 % para Pfizer.
El estudio aclara que las cifras son preliminares y “deben interpretarse cautelosamente, ya que no tiene en cuenta la edad de las personas, sus comorbilidades y los grupos de elevada exposición”, como el personal de salud.
Asimismo, un estudio publicado en el Journal of the American Medical Association (JAMA, por sus siglas en inglés) una prestigiosa revista médica estadounidense, determinó que las vacunas del laboratorio chino Sinopharm lograron contener exitosamente el Covid-19 a través de una eficacia del 78%.
El último 21 de febrero, la Argentina aprobó el uso de emergencia de la vacuna provista por el Beijing Institute of Biological Products, pero solo para personas de hasta 60 años, recomendando su aplicación en dos dosis con una separación de tres a cuatro semanas.
A fines de marzo se hizo extensiva su aplicación para los mayores a dicha edad. En su momento, la empresa estatal china había anunciado una eficacia, según datos provisorios, del 79% a la hora de prevenir infección sintomática. Pero luego surgieron las dudas.
En los últimos días, desde el laboratorio confirmaron que la aplicación de una sola dosis brinda una protección del 65,45 por ciento en personas menores de 60 años para prevenir cuadros graves.
La Sinopharm es una vacuna del tipo “inactivada” ya que contiene una versión del virus alterada genéticamente, lo que le impide reproducirse y desarrollar la enfermedad pero genera una respuesta inmune en el organismo, y tiene la ventaja de que requiere menos fríos que otras.
Pablo Portaluppi