La presentación estuvo a cargo del diputado nacional Gustavo Serebrinsky y el concejal electo Mario Rodríguez, disertando posteriormente José Bielicki (Diputado Nacional MC) sobre el tema “Los desafíos que enfrentó Raúl Alfonsín”.
Ante una nutrida concurrencia de afiliados y adherentes, que colmaron la sede del Ateneo “30 de octubre”, José Bielicki dijo, entre otras cosas: “…el 30 de octubre de 1983 es una fecha trascendente en la historia de los argentinos. Significó el final de la dictadura más criminal y perversa, y el nacimiento del proceso institucional más largo de la República desde 1916 con el gobierno de Hipólito Yrigoyen. Lamentablemente, el actual gobierno y el propio radicalismo no le han dado el enorme significado que tiene. Reconstruir los anhelos de una sociedad buscando recuperar la vida democrática es hoy tan valioso como irrepetible. Mujeres, hombres, jóvenes y veteranos, compartiendo esos sentimientos produjeron concurrencias masivas para acompañar a los que aspiraban a conducir la etapa de recuperación. El acto que convocó a un millón de ciudadanos en la Avenida 9 de Julio, para escuchar al radical que surgía como quien lideraría ese difícil camino, Raúl Alfonsín, hoy nadie lo lograría. La gesta que culminó con el comicio del 30 de octubre no es casual. Los luctuosos años vividos hasta esa convocatoria avivaron sentimientos profundos y decidieron la búsqueda de un sendero seguro para recuperar la República, con democracia, y sanción rigurosa para quienes destrozaron el tejido social, con heridas aún no cicatrizadas. Allí surge una fuerza política con la plenitud de sus antecedentes impecablemente democráticos y un hombre con una trayectoria difícil de alcanzar, Raúl Alfonsín. Fue un valiente opositor al régimen militar, fue fundador de la Asamblea por los Derechos Humanos, cuando muchos otros acompañaban o callaban frente a las atrocidades que se cometían. Prometió, y cumplió, llevar adelante el juicio a los dictadores. Ese Juicio fue, y es, un ejemplo único en el mundo. Recordar esta fecha, es una obligación por ser el ejemplo del “Nunca Más”, que con valentía es el protocolo de la denuncia contra el salvajismo y el desprecio por los Derechos Humanos. En estos días, con los últimos juicios a los represores, recordar aquellos otros, llevados adelante cuando aún estaban ardiendo las llamas de los crímenes cometidos, vale muchas reflexiones. Sería largo, pero necesario, completar este análisis con las enormes dificultades que sufrió el gobierno de Raúl Alfonsín. Llegó la hora de no olvidar esos complejos primeros pasos de la recuperada Democracia”.