Política

La tregua duró poco y el bloque de diputados de la UCR vuelve a quedar al borde de la implosión

El bloque de diputados nacionales de la Unión Cívica Radical (UCR), que anoche parecía haber logrado contener la ruptura, volvió a quedar hoy al borde la implosión y una decena de legisladores “rebeldes”, que responden a Facundo Manes y Martín Lousteau, quedaron a las puertas de formalizar una nueva bancada.

La tregua que habían logrado anoche demostró no ser más que un espejismo. La mesa de diálogo que habían pactado para reconducir el equilibrio interno volvió a romperse esta mañana cuando los diputados que amenazan con armar otro bloque se enteraron que Rodrigo de Loredo había aceptado el convite del Gobierno para que una comitiva de la UCR forme parte de la mesa de los miércoles en la Casa Rosada.

Al encuentro con el presidente Javier Milei a Balcarce 50, que tiene como objetivo discutir el Presupuesto, fueron el cordobés, Soledad Carrizo, Lisandro Nieri, Roxana Reyes, Luis Picat y Roberto Sánchez. 

“Van a usar la excusa de la foto en la Rosada para anunciar un quiebre que ya es un hecho. Quieren ensuciar de esta forma de De Loredo”, advirtieron fuentes del bloque radical a las que la agencia Noticias Argentinas tuvo acceso.

Según otros fuentes del mismo sector del radicalismo, el grupo de Manes y Evolución “dramatiza demasiado” en relación al diálogo con el Gobierno, “cuando debiera ser lo más normal del mundo sentarse a discutir de las políticas públicas y buscar acordar”.

“Cuando discutíamos jubilaciones y universidades no estuvimos claramente, pero el Presupuesto es un tema que sí lo amerita. Yo lo asemejo a la experiencia de Bases cuando las reuniones eran constantes y nosotros estábamos para colaborar, obviamente con nuestras reservas”, señalaron.

El malestar de los “rebeldes” con la conducción que ejerce De Loredo, a quien acusan de ser funcional al Gobierno, se remonta a los albores de la gestión de Milei, pero se profundizó a partir de la conversión política de cinco diputados del bloque: Mariano Campero, Luis Picat, José Federico Tournier, Martín Arjol y Pablo Cervi.

Estos cinco “radicales peluca”, como se los apodó, le dieron la espalda al bloque al no rechazar los vetos a las leyes de movilidad jubilatoria y financiamiento universitario.

Inmediatamente, un grupo cercano a la docena exigió la expulsión de los cinco por considerar que habían dejado de representar al radicalismo y habían pasado a ser infiltrados del oficialismo.

La resistencia de la mayoría del bloque a echarlos por la borda dejó la unidad del bloque en estado terminal, pero de algún modo anoche se firmó el armisticio y las partes implicadas levantaron la bandera blanca. 

El alto el fuego duró menos de lo esperado. Las declaraciones de Campero en un programa televisivo, con gestos elocuentes de afecto hacia el Gobierno, recalentaron los ánimos.

Los “rebeldes” volvieron a exigir la cabeza de los cinco “radicales peluca”, quienes anoche habían logrado una amnistía transitoria.

En la contraparte, había caído mal un off the record que los medios de comunicación habían reflejado anoche a través del cual el grupo de Manes pedía expresamente una reestructuración de los cargos de conducción.

Puntualmente, solicitaron “ocupar la secretaría parlamentaria y rediscutir los lugares en los comisiones, ya que bajo la gestión de Soledad Carrizo en la secretaria parlamentaria se ha priorizado por demás al grupo de De Loredo-Alfredo Cornejo sin respetar el equilibrio interno”.

En la conducción del bloque no hay ni el más mínimo interés en rediscutir la reorganización interna, lo que lleva la discusión a punto muerto sin solución a la vista.

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