Algo está pasando en los medios últimamente. En realidad, puede que siempre haya pasado pero en los últimos tiempos esto se ha hecho más notorio debido a un amague de autocrítica o de cuestionamientos realizados desde otros sectores. El cine es uno de ellos: y el film Orquesta roja es un emergente de esa mirada sobre cómo se arman las noticias y se construye la realidad.
La película dirigida por Nicolás Herzog se verá hoy a las 18 y a las 20:30 en el marco del ciclo de Nuevo cine nacional que está realizando el Teatro Auditórium (Boulevard Marítimo 2280): luego de la segunda función habrá una charla con el director. Esta producción nacional llega además con un buen recuerdo a la ciudad, dado el paso que tuvo durante su exhibición en el último Festival Internacional de Cine.
La referencia a la realidad y los medios está dada por el material del que se nutre Herzog para Orquesta roja: en 2000, un grupo guerrillero autodenominado como Comando Sabino Navarro anunciaba desde la pantalla de Crónica que tomaría prontamente las armas. Sin embargo, lo que parecía una célula terrorista en el propio corazón de Concordia, no era más que una puesta farsesca.
Para José María Lima, Carlos Sánchez y Patricia Rivero -los militantes que decían ser guerrilleros con lazos con las FARC-, esto significó una condena que los llevó a la cárcel durante unos años. Pero a la salida los estaba esperando Herzog para proponerles llevar su historia a la pantalla grande.
En diálogo con este medio, el director comentó que en un principio pensó Orquesta roja como un documental, pero prontamente fueron ganando allí formas de la ficción. Por eso jugó con los géneros puros, y le adosó a esta serie de entrevistas algo de policial, con una estética cercana al cómic. Reconoció en su armado, influencias de aquel documental español El cielo gira o del argentino Los rubios.
La película es una mirada a una generación que vino luego de la del 70 e intentó retomar aquellas acciones a partir de las ventajas mediáticas que aporta la modernidad. Sin embargo, allí aparecen algunos límites de estas expresiones. No obstante, Herzog destaca en su obra la posibilidad de que al menos haya algunos sectores que intenten encauzar determinadas luchas.
Que al fin y al cabo, Orquesta roja toma el camino más difícil: en vez de reírse de este absurdo, se lo toma en serio. Y en todo caso los que logran divertirse con el recuerdo son los propios involucrados, verdaderos protagonistas del film. Un poco de distensión para mirar el pasado político inmediato del país y poder reflexionar sin solemnidad.