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La política argentina y su Puerta 12 en el balotaje

 

La oferta que tienen los argentinos el próximo 19 es precaria en términos políticos. Las propuestas no merecen respaldos sólidos ni consolidados, para el momento social y económico que tiene la sociedad.

El 23 de junio de 1968 se vivió la mayor tragedia en un escenario deportivo en el país. Una avalancha produjo la muerte de 70 personas en el Estadio de River Plate. Todo se arregló con el equivalente a US$ 1.000.- por cada víctima tras un juicio colectivo.

Dentro de tres domingos los argentinos volveremos a las urnas a ratificar con el voto una serie de desacuerdos, inconsistencias y falta de valores que merodean en torno a quienes disputarán la presidencia de la República.

Todo en un contexto que mueve a la desesperanza y que provocará que el emergente resulte un gobierno débil y caótico. El candidato que es ministro y que ya anuncia medidas como presidente un día después de las elecciones, recibirá su propia inercia inflacionaria y de tarifas de servicios públicos reprimidas.

Su adversario se vio favorecido por una suerte de cruzada personal, donde condenó a la casta política existente que nos traído a una precariedad generalizada como la institucionalización de la corrupción y el reinado de la pobreza, como nunca se vivió el país.

Se discute hasta cómo se vota o si se adelanta o no un feriado largo que coincide con las elecciones. El sistema de alianzas y/o respaldos se desenvuelve en un contexto de farsa política que deja a expuestos a dirigentes que ya tienen su boleto picado.

Definidas las gobernaciones y las intendencias, no está garantizado en absoluto el acto de fiscalización de los sufragios, lo cual envuelve a todo el procedimiento en el halo de las sospechas.

La tragedia de la Puerta 12 ocurrida hace 55 años tuvo una conmoción nacional, fue al término de un match deportivo. Fue inevitable por el mal manejo de los controles y por no habilitar protocolos precisos para la protección de los espectadores.

Hay neutrales, prescindentes y otras categorías de participación que en realidad están eludiendo su compromiso en la mayoría de los casos sostenidos con recursos públicos, que deja en evidencia la raíz de la profunda crisis que lejos de agotarse se expande hora tras hora.

Nada bueno puede esperarse en este circo de acusaciones y denuncias, cuyas réplicas profundizan los desencuentros. Los mismos se reiterarán luego en los ámbitos legislativos. No se observa capacidad para reparar las heridas abiertas en la sociedad,  que no sólo es abrumada ya por la pobreza sino también por la indigencia.

Hay conductas que se confunden con las ambiciones y términos que no elevan la calidad de las propuestas. No es complicado vaticinar que deparará cualquiera de los resultados. No hay salida como en la Puerta 12 en 1968 en el Estadio de River.

La mala praxis política ha elegido este camino.

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