“La plata no se hace trabajando”: los negociados de Luis Barrionuevo

El dirigente de los gastronómicos usa de pantalla el gremio, para una explotación comercial que en muchos casos es clara y llanamente una competencia desleal, propia de la cartelización turística que se ha permitido en esta ciudad, con los mismos actores. Hoy se ha consumado una nueva de estas maniobras, cuando se trasladaron 150 máquinas tragamonedas desde el Hotel Provincial al Hotel Sasso.

Barrionuevo pugnó para que el emblemático hotel de Punta Mogotes, contará con la autorización para funcionar como casino, lo que finalmente logró mediante la intervención de Daniel Scioli. Ahora, en principio, amplió su negocio con las máquinas que ocupaban estratégicamente una vereda envidiable como Boulevard Patricio Peralta Ramos entre Lamadrid y Arenales. Una acera que transita el país, para ser más gráficos.

Los contingentes que maneja la UTGHRA que llegan a Mar del Plata son una especie de todo incluido, “all inclusive” a la criolla, que se explota como paquete cerrado, pero que no le dejan a Mar del Plata los beneficios de una variante abierta.

Los integrantes de los contingentes viajan con pensión completa, transporte y alojamiento propio, balneario propio con recital gratuito en la playa, además montan un show de primeras figuras (Gianola) en el salón del hotel ubicado en Rawson y Tucumán, los llevan a jugar al casino Sasso (ahora tendrán más tragamonedas) y les descuentan en cuotas por adelantado por recibo de sueldo el gasto de las vacaciones de toda la familia.

Este turismo inducido por paquete completo no da oportunidad a quienes decidan voluntariamente tener  otras opciones. Es decir que la UTGRHA, se convierte en un prestador de servicios que elimina el servicio de hoteles, transporte de larga distancia, varios aspectos de la gastronomía (desde un café a una cena), entradas a los teatros etc.  Todo está previsto para que la gasten, como un servicio de la obra social en la rama del turismo. No sólo en Mar del Plata, sino en otros puntos turísticos del país.

Hoy la rueda giratoria de la política, lo ha colocado a Luis Barrionuevo con su sello de gremialista peronista, en cercanías del ingeniero Mauricio Macri, tras sus denuestos al kirchnerismo. Barrionuevo dueño de frases infelices es uno de los que condiciona y negocia con la presidencia de la Nación, en procura de ganar espacios sectoriales que no forman parte del interés general. Es otro peronista que busca hacer su negocio.

Por eso quizás no sería lo más aconsejable mediante la vía del escrache la metodología de Mercedes Morro, como aprietan a empresarios gastronómicos para los depósitos de los aportes a la obra social que manejan, una conducta verdaderamente deplorable si tenemos en cuenta que practican una competencia desleal con un manejo cautivo de los afiliados. Morro se rasga las vestiduras por la mala temporada y pega a dos manos contra el kirchnerismo y cuando se lo ordene Barrionuevo contra María Eugenia Vidal.

Este disfraz de gremialismo empresarial no es único, aunque por una cuestión de afinidad con la explotación es la caja de Barrionuevo para hacer uso de la misma a través de la participación política. Cuando se tratan de explicar por qué la Argentina cada vez está peor, hay que observar algunos ejemplos que maquillados son un gran negocio, que permiten sostener diputados, senadores etc. Seguramente nadie se hará cargo del tendal que dejarán los gastronómicos ni bien finalice la Semana Santa. Por lo menos es bueno saber cómo funciona esta cartelización del turismo y quiénes son sus responsables.