Seis años de vivir prestado, sodomizándose a las autoridades políticas de la Nación y la Provincia a cambio de romper el contrato por los votos que lo depositaron en Irigoyen 1627, lo colocan a partir de hoy en sus dos últimos años de gobierno, con la muy dura misión de cumplir con la agenda nueva, que el mismo fue llenando con los fracasos de su gestión de gobierno.
Pulti por su propia voluntad se ató al carro del oficialismo, convirtió a parte de la prensa en órganos oficiales, para instalar temas lejanos en la prioridad de los marplatenses, que lo advirtieron sin lugar a dudas, hasta clavarle un 83 % de rechazo el último 27 de octubre.
Pulti se alejó de su discurso, creyó avanzar con anuncios, golpes de efecto y marketing, pero descuidó y no supo cumplir con el mandamiento del buen gobernante: hacer una buena gestión. Sentirá como nunca estar en minoría en todas las comisiones del Concejo Deliberante, donde la oposición le que quitado los 2/3 de su conformación. Esta lápida será cada vez más pesada, a tal punto que no tiene recambio de gabinete sino meros enroques, falta de vuelo, muchas luces bajas y una conducción obcecada apretada en su puño, que ha sido un verdadero fracaso. Se acabaron las luces del centro.
Pero se anota conquistas que lo han tenido como portero de las ceremonias. Fracaso de la política turística, adjudicación rastrera de la vieja Terminal, pésimo funcionamiento del predio de disposición final de residuos, con la separación de orgánicos e inorgánicos, el emisario submarino que se ha convertido en la obras pública de mayor plazo de ejecución de la historia, y cuyo final todavía sigue dependiendo de mayor endeudamiento. El paso de Claudia Rodríguez por Tránsito, fue lo que se podía esperar de una improvisación. En Transporte está todo por hacer, y sólo un dudoso buen gusto de tuneado de colectivos y taxis. Experimentos peatonales sin resultado, dársenas de transporte público sin construir, una estación de cruceros pero sin cruceros, una playa de estacionamiento subterráneo que no pasó de varios anuncios, pero que no movió un m3 de tierra, pero hace jardines sobre la Plaza San Martín etc. etc., un abultado DEBE que no alcanza a cubrir con el CEMA, por razones que irán apareciendo en el futuro inmediato.
Sacudió a mansalva a empresas y comercios marplatenses, debido a la necesidad de tomar fondos para financiar su abultado elenco político. Los $ 3.000.000.000.- como meta de presupuesto 2014, son una demostración que la mayoría de los proyectos no tendrán ejecución. Se votó la caja no las obras, que es algo muy distinto. Habrá una caída vertical en la prestación de los servicios públicos esenciales y crecerán os reclamos. El endeudamiento, el cumplimiento de las cancelaciones, dejarán a la Municipalidad, con mayor déficit de caja, y lo que es peor más demandante de dinero proveniente de créditos.
Pulti de facto cerró la agenda vieja, pero no es así, a seis años sigue con las mismas hojas de siempre. Ha ubicado a Mar del Plata en lugares top de los índices más indeseados del país, y lo que es más grave aún son los que produce el INDEC. La realidad es más acuciante aún.
Pero abrió otra que tiene que ver con el día a día de los marplatenses. No cumplió con la seguridad de los habitantes, mintió, adjudicó cámaras de seguridad en procesos de licitación irregulares, aumentó la desocupación, convirtió a Mar del Plata en la ciudad más insegura del interior de la Provincia de Buenos Aires. Durante su gobierno muchos jóvenes marplatenses debieron marcharse de la ciudad porque no tienen trabajo. Crecieron los asentamientos de viviendas precarias y cayeron drásticamente las actividades de la pesca, inmobiliarias, turísticas, construcción y comercio en general, como gastronomía y hotelería. Sus números y estadísticas, usan el mejor barniz, pero no alcanza para disimular que todo está tapado con masilla.
Ahora espera un contexto adverso. Su peor momento político, aliados que ya no están, deberá entregar áreas de gobierno, será dependiente de un Concejo que será rigurosamente hostil, su mayoría automática que facilitó muchas de sus extravagancias, ya no encontrará el número suficiente de brazos levantados. A Pulti los dos años que le restan no le alcanzarán para rendir cuentas. Deberá explicar cuál ha sido la política salarial, no podrá cumplir con sus compromisos con el Sindicato de Trabajadores Municipales. No es un contendor erguido, está hincado y sus rodillas muy cerca de tocar la tierra. ¿De dónde surgirá un lazo de sujeción? Allí están las dudas, sobre la verdadera independencia y autonomía de los concejales, que también tienen lo suyo. Es un mosaico fragmentado, lejos de tejer acuerdos entre si por diversos motivos. Allí residirá el único mecanismo de confort al que puede aspirar el intendente. Aunque púas y espinas serán su base de desplazamiento.
Jorge Elías Gómez