Tipo inteligente este Mike Amigorena: ha sabido balancear la máxima exposición mediática del éxito televisivo con el gusto personal por hacer lo que se le canta. Y ahí está Ambulancia y ahí está, sobre todo, La noche antes de los bosques, adaptación del texto de Bernard-Marie Koltes que lo traerá este domingo a la ciudad, cuando se presente desde las 21 sobre las tablas de la Sala Astor Piazzolla del Teatro Auditórium (Boulevard Marítimo 2280).
Quienes han visto otra de sus obras, El niño argentino, saben que Amigorena no es un producto envasado para el consumo masivo. Es un gran actor, dotado de un virtuosismo para la expresividad corpórea, tanto para manejar el registro dramático sin excesos. De hecho, sus trabajos vocales para un par de películas animadas como Plumíferos y Toy Story 3 demostró que aún con su voz puede generar una serie de sensaciones y sentidos que no muchos intérpretes de estas tierras pueden.
Esto, para decir que La noche antes de los bosques no es el oportunismo de un actor de moda y mucho menos la necesidad de un tipo popular por recibir consagración crítica. Amigorena no la precisa y si se mete con un texto como este, es porque lo desea y porque tiene la capacidad para hacerlo. La obra, dirigida por Alejandra Ciurlanti, es el diálogo de una persona con un interlocutor que no vemos y que, ni siquiera, sabemos si existe.
Aquí, Amigorena interpreta a un hombre que ve a otro hombre en la calle, en medio de la noche, bajo la lluvia y que trata de conseguir que lo acompañe, que se quede con él. El monólogo de Koltes es una apuesta por lo íntimo revelado. Inspirado en la Francia de la década del 70, el dramaturgo necesitó expresar el dolor por un tiempo que no iba en la dirección que se esperaba. La continuidad de las tragedias y los errores hace que, aún hoy, sea actual en otro tiempo y otro lugar.
En diálogo con La Nación, el actor explicó por qué llegó a La noche antes de los árboles: “me eligió ella. Este tipo de cosas uno no las elige. Yo quería hacer un unipersonal pero se trataba de usar la máscara. A mí me encanta componer. Pero no. Al principio no estaba muy seguro de que me gustara la obra, hasta que quedé atrapado. La pieza te elige para que vos la divulgues. Esto es un desafío. Otra vez. Es lo que más me llama la atención, la posibilidad de conocer algo nuevo porque si toco siempre la misma tecla me aburro y aburro. Y por más que me aplaudan ya sé que no va más”.
No sólo estamos ante un buen texto y una puesta ascética, sino también ante la adaptación de un autor importante y particular. Nacido en 1948, falleció muy joven 1989 víctima del SIDA. En su carrera como dramaturgo hay obras como Combate de negros y de perros, En la soledad de los campos de algodón o Roberto Zucco. Lo que sobresale siempre en él es un trabajo analítico sobre el monólogo y sus posibilidades narrativas. La noche antes de los bosques ha sido su experiencia más metalingüística y una de las más celebradas.
Exelente critica, vi la obra tres veces, asi que puedo decir, en principio, no es una obra pasatista, el que vaya a verla tiene que ir dispuesto a afinar los sentidos, como cuando uno va a ver Opera, o una Sinfonica,se conmociona por lo que ve , lo que siente, todas las emociones (amor, ira,tristeza) que te transmite este actor que esta creo en lo mas alto del virtuosismo,veanla , es un texto dificil, hay que dejarse llevar por los sentidos.