La presidente, millonaria en funciones, Cristina Fernández, dijo que “la inseguridad tiene mucho marketing”. Pero vayamos a algunas definiciones de ese término.
Una: Conjunto de técnicas y estudios que tienen como objeto mejorar la comercialización de un producto.
Otra: Marketing es un concepto inglés, traducido al castellano como mercadeo o mercadotecnia. Se trata de la disciplina dedicada al análisis del comportamiento de los mercados y de los consumidores. El marketing analiza la gestión comercial de las empresas con el objetivo de captar, retener y hacer fieles a los clientes a través de la satisfacción de sus necesidades.
Pero es de suponer que la millonaria presidente quiso significar que la inseguridad tiene demasiada prensa. Y debe ser cierto nomás ya que es demasiado lo que vive la sociedad argentina y entonces la información sobre el alto nivel de inseguridad. Aunque si se dice para minimizar la realidad apuntando al mensajero (la prensa), vaga visión se tiene de lo que efectivamente sucede.
Se podrá decir que el “rico” mensaje presidencial apunta finalmente a un reconocimiento merced al “marketing”, algo que no debería llegar primero al sobrado entendimiento de la gente, para que luego fuera materia de atención de los gobernantes. Eso es vivir en otro nivel. Y así es. Lo certifica permanentemente el mayor hablador de las virtudes del modelo (todos los días contra viento y marea), el jefe de gabinete Jorge Capitanich. Y valga también una más para el reconocimiento a la prensa con una pregunta ¿cuántos crímenes tienen aclaración debido al empuje continuo del periodismo?
Cabe significar igualmente que las definiciones de “marketing”, nos remiten hacia la órbita comercial, ¿y la inseguridad es un negocio? Lo es para la delincuencia común y esencial para los narcotraficantes que ven el camino libre para su ilegal comercio. Lo es asimismo para la corrupción. No lo es, sin ninguna duda, para el habitante común que busca sus rejas que superan ampliamente a las que deberían contener a los delincuentes. Pero también está la supervivencia obligada en su deambular por las calles del pecado, las que no solamente encuentra esos delitos, también están los otros, la inseguridad vial, de la que mucho no se habla. Todavía no se ha hecho el análisis de mercado para que se diga “la inseguridad vial tiene mucho marketing”, y quizás, en esa lectura comercial de la presidente, a nuestro entender, debería tenerlo.
Pero sí, ahora nos damos cuenta en razón de que, en esa visión, pareciera que todo es un comercio, también las presidencias. Por eso no extraña que el trabajo y las jubilaciones, como un comercio cualquiera, tengan en este modelo el impuesto a las ganancias.
Quizás alguno podrá decir que en eso de millonaria presidente, rico mensaje, hay una obsesión dada por el fracaso comercial de uno ante los éxitos de una abogada. El fracaso en este sentido de este escriba es real, pero no lo es en el concepto de vida que uno atesora, con las culpas que igual buscamos frente al espejo, encontrando lo justo, lo exacto, para vivir con la mejor dignidad posible, sabiendo que todo no es negocio y que eso resulta suficiente, como al grueso de la población.
Por todo esto, como le gusta escribir a la millonaria presidente, es “too much” (para nosotros, los argentinos, “demasiado”), aunque hoy, renegando de todo lo que viene en inglés, de novios con Vladimir Putin, el que nos salvará no se sabe de que, canal de televisión ruso mediante, vamos al término dicho en ese idioma, como para ir aprendiendo, “slishkom mnogo”.
MIGUEL TOSCANO
De verdad Boy ???
Al tonto no le molesta serlo hasta que alguien le muestra que es así y se enoja con esa persona en lugar de dejar de serlo… Decímelo en ruso a ver si lo entendés 😉
Cuando vas a pasar por casa? jejejeje