El significado de anomia es: 1 ausencia de ley. 2 Conjunto de situaciones que derivan de la carencia de normas sociales o su degradación.
Amplios sectores de la Argentina viven en estado de anomia. La Matanza es uno de esos lugares y es la capital del peronismo. Desde 1983 gobierna el peronismo en ese lugar. El episodio del asesinato del colectivero, el ex policía y la música fuerte es un muestrario de la degradación de las normas sociales. Es el Far West.
En cualquier lugar del mundo civilizado hay horarios limite para poner música fuerte. En cualquier caso, si no se cumpla esa norma, se puede llamar a la policía que pedirá a los ruidosos que bajen el volumen o les pondrá una multa. Esas son soluciones civilizadas. El peronismo construye sociedades que no tienen que ver con la civilización. El negocio del peronismo es la barbarie. La barbarie es, muchas veces, inmanejable porque mucha gente ha perdido la noción de vivir en sociedad. Alguien pone música fuerte y no respeta a los demás. Un vecino no llama a la policía para denunciar ruidos molestos porque sabe que la policía de la provincia no hará nada y no tiene mejor idea que ir armado. Los demás no llaman a la policía para denunciar que alguien está armado porque saben que la policía provincial no responderá y se dedican a insultarse y pechearse con el hombre armado, quizás inspirados en algunas letras de cumbia villera o en alguna de las series argentinas cuyos héroes son pesados de zonas humildes, a las que son afines millones de argentinos que viven en la Argentina de la anomia. Hasta que el ex policía le pega un tiro al colectivero y lo asesina. Todo es una calamidad.
Para completar, al día siguiente, la esposa del policía se descompensa y la ambulancia no puede entrar porque los manifestantes no la dejan. Todo ocurre en La Matanza que está gobernada por un engendro llamado Fernando Espinoza que tiene una denuncia por abuso sexual y donde la denunciante declaró que le ofrecieron un negocio inmobiliario si bajaba la denuncia. Y, por supuesto, es en la provincia que gobierna el subnormal de Kiciloff. Está desgracia es producto del tipo de sociedad que armó el peronismo. La degradación de algunos sectores de la Argentina es, probablemente, irreversible. La gente pobre que quiere vivir en paz con su familia en esos lugares tiene que convivir con esa realidad y agradecer cada día que una bala perdida o un cuchillazo para robarle el móvil, no le toque a nadie de su familia. En la sociedad peronista no hay ley y la vida no vale nada.
En Quilmes, como en varios lugares de la provincia, no para de haber delitos en zonas liberadas. Hace días un trabajador honesto llamado Marcelo Montero se suicidó delante de los inspectores municipales que lo estaban apretando. Marcelo se había recuperado de un cáncer y estaba tratando de rescatar su negocio. Eso pasa cuando se está en manos de Mayra Mendoza, la nefasta Cámpora y Kiciloff. Buscan hacer caja para la política y dejan a los vecinos a merced de los delincuentes. No hay ley. Solo hay alianzas entre los delincuentes y los políticos.
Chocolate Rigau es un recaudador peronista de la Legislatura Bonaerense que fue encontrado sacando dinero de un cajero con muchas tarjetas de debito de empleados que no existían. Después de un breve tiempo en prisión le acaban de dar prisión domiciliaria. Aparentemente esta deprimido y obtuvo ese beneficio. La mafia peronista funciona así. No pueden correr ningún riesgo de que Rigau hable porque este hombre robaba un poco para el, pero, fundamentalmente, para sus jefes peronistas. 400 millones estafaron entre 2022 y 2023 aunque esa cifra debe ser mucho mayor porque se sabe que esa operatoria empezó en 2012. En la peronista provincia de Buenos Aires los pobres pagan impuestos para que bandas político mafiosas vivan como reyes. Y, por supuesto, hay jueces que trabajan para ellos y les hacen favores para que la omertá siga funcionando.
La Argentina puede mejorar en muchos aspectos, pero romper la anomia y la ausencia de ley en lugares como La Matanza, Quilmes, Formosa, entre muchos otros requiere de una decisión política fuertísima y el empleo de mano dura para los responsables de la debacle. Mano dura para los políticos corruptos y para los delincuentes. En defensa de los ciudadanos honestos.
No se puede tener piedad con los que robaron y degradaron la sociedad a limites insospechados. Robar es un delito. Haber creado una sociedad sin valores y sin ley es imperdonable.
No son solo ladrones: son artífices de la barbarie.
DARIO LOPERFIDO