Néstor Kirchner, Ricardo Jaime, Florencio Aldrey Iglesias, Néstor Otero, Daniel Katz y Gustavo Pulti un sexteto muy mentado de armas joder. La prolongación de los negocios en espacios públicos, fueron la habilitación de iniciativas privadas, un traje a medida de beneficiarios que resultan adjudicatarios.
Esta novelesca construcción avanza muy lenta, cuando en realidad la recuperación de la inversión se retorna mediante los espacios en alquiler y/o venta de locales comerciales, explotación del estacionamiento cubierto, etc. La restauración del casco histórico luce, pero llama la atención que se avance en un solo frente de trabajo. Pero hubo cambios y nuevos dueños.
De acuerdo a las informaciones recogidas por mdphoy.com , fue desplazado el arquitecto Mariani quien proyectó y diseño la obra, de harto conflictiva adjudicación al grupo de Aldrey Iglesias y Néstor Otero, éste último investigado por entrega de dádivas a Ricardo Jaime.
Cómo se recordará el beneficio de iniciador privado se otorgó por prelación, como si se tratara de una carrera contra reloj, lo cual no es un dato menor ya que no hubo compulsa entre los proyectos.
El arquitecto Alejandro Rossi, quien se ha convertido en un zar de la construcción de viviendas con explotación inmobiliaria, adquirió el 30 % del paquete en U$S 5.000.000.- Una de las condiciones de Rossi, fue la incorporación de Laura Napp, como directora de obra, por lo cual Rossi desembolsó U$S 40.000.- en concepto de reconocimiento de honorarios, que ya habían sido pagados por Aldrey Iglesias al arquitecto Mariani, según los datos obtenidos.
Rossi (propietario de la cadena de ropa deportiva) funciona en sociedad comercial con la arquitecta Napp, a quien la une además una relación de pareja de varios años. No son de la especialidad de la obra pública y su fuerte es la inversión en edificios torres ubicados en las más estratégicas zonas de la ciudad, incluido el Boulevard Marítimo.
Pero Florencio Aldrey Iglesias, debió sortear además la partida de IMASA, perteneciente al ingeniero Fernando Miconi y Asociados. Su intervención llegó hasta la restauración del frente del edificio de la Vieja Terminal, que dejará alojamiento para locales comerciales en una de las primeras etapas.
Miconi, sugerentemente dejó la obra de la ex Terminal, ya que su capacidad de trabajo fue absorbida, por la construcción de edificios, conocidas como las Torres de Pelli en Rawson y La Costa. Miconi, una empresa con mucho feeling con Aldrey Iglesias, había adelantado que en caso de concretarse la obra de Pelli, dejaría de ser el constructor de la remodelación de Alberti y Las Heras. Así ocurrió. Pero con una diferencia bastante apreciable, el precio de COARCO fue aproximadamente 20 % menor al cotizado por Miconi, con lo cual el consorcio de Aldrey Iglesias y Néstor Otero obtuvo imprevista mejora de precios.
Esa movida hizo entrar en el negocio a la empresa COARCO, miembro del club más selecto de las empresas del ramo en el país. Los propietarios de COARCO son Patricio Gherbi y Alejandro Gómez, ambos vastamente conocidos en los círculos más poderosos económicamente de la ciudad. Hay una inserción que causa alguna incomodidad, en todo este proceso armado. El ingreso de Rossi y en especial el de Laura Napp a dirigir la obra.
COARCO es una empresa autosuficiente y no tiene limitación alguna, para resolver la totalidad del contrato, por lo cual estaríamos hablando casi de una intromisión y de una cláusula no escrita, que tuvo que ver con el precio pagado por Rossi a Aldrey Iglesias, consistente en la incorporación de la arquitecta, por existir una incompatibilidad técnica y de metodologías de trabajo.
COARCO es un gigante nacional y participa en UTE con empresas internacionales, a pesar del respeto que se han ganado en la ciudad Rossi y Napp, existen capacidades técnicas y financieras diferentes, que no resulta un dato menor en estas cuestiones. También en el fondo puede existir un tema de cartel y una carrera de egos. Aunque esta lentitud en el cumplimiento del cronograma de obra, tendría otra razón determinante, la caída abrupta de la actividad comercial y el llamado valor del dólar paralelo. ¿Quién controla todo este paquete?