Sobre los últimos acontecimientos que son de conocimiento público respecto a la persecución de los fugados de la cárcel de General Alvear, nuevamente los “desinformadores” vernáculos, o también pretensiosamente autollamados periodistas se ufanan en las últimas horas en cambiar sus opiniones y convencer al público de que no dijeron lo que dijeron o que nunca juzgaron general e irresponsablemente a las fuerzas policiales de las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, herramienta de fácil utilización teniendo en cuenta la imposibilidad instituciones y especialmente sus integrantes tienen de ejercer sus defensas.
Hemos citado en otras ocasiones al genial Tato Bores cuando hablando de reuniones en que se trataban sucesos de importancia en lo que hace en quien recaía la culpa de lo que ocurriera, coincidían al final de las deliberaciones en que “la culpa era del otro”, por lo que con tranquilidad de conciencia por haber encontrado al culpable todos se dirigían a sus hogares en vista de haber llegado la hora del almuerzo.
Poco o nada ha cambiado, solamente que en la actualidad y desde hace algunos años la frase ha cambiado un tanto y ahora en todos los casos “la culpa es de la policía”, y si es de la provincia de Buenos Aires o de Santa
Durante unos cuantos de los últimos años el Gobierno Nacional autorizó a laboratorios a importar miles de kilogramos de Efedrina, que como todo el mundo sabe sobrepasaba las necesidades medicinales nacionales y por ende terminaba en manos del narcotráfico para la elaboración de drogas ilegales. Cada vez que los “desinformadores” tratan el tema insisten que esto se debe “a las mafias enquistadas en la policía de la Provincia de Buenos Aires”.
También el Gobierno Nacional legalizó hace tiempo el “blanqueo” de capitales sin explicaciones de ningún tipo sobre su procedencia, maniobra a la medida de “papita para el loro” del narcotráfico. También en este caso determinados “desinformadores”, se esforzaron en ligar la medida a la “corrupción” existente en las fuerzas policiales, especialmente la de la provincia de Buenos Aires ¿?
Tres presos se fugan de un establecimiento penal en el que sin duda por autorización de la justicia, gozaban de la posibilidad de encontrarse juntos aun cuando sus condenas hayan sido comunes a un delito grave cometido en conjunto. Y además coincidentemente con el beneficio de alojarse en la enfermería del establecimiento. Aun cuando la custodia de los reos correspondía a otra fuerza que no es la policial, también en este caso cada “desinformador” se preocupó en dejar sentado sin duda alguna que había habido complicidad de la “mafia” de la Policía de la Provincia de Buenos Aires que los “había hecho fugar para después matarlos”.
Esos mismos prófugos al ser interceptados por un control de ruta casual en las cercanías de la ciudad de Ranchos, donde personal subalterno de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, en horas de la madrugada cumplía acabadamente con su función, agredieron a tiros a los mismos produciéndoles a ambos numerarios heridas gravísimas. Por supuesto no faltó el certero comentario de los desinformados de siempre acerca de que los sucesos se debían a “la interna entre efectivos de la fuerza y la protección de la misma a los delincuentes”.
Todavía no se encuentra claro cómo se originó la confusión que dio lugar a que autoridades nacionales días atrás anunciaran equivocadamente la detención de los dos últimos prófugos, pero allí también los “desinformadores” se ocuparon de dejar entrever la intervención de “alguna mano negra”, seguramente de las “mafias en las fuerzas policiales”, cuando lo cierto es que fuera como hubiese sido, conforme a viejísimas premisas del derecho “nadie puede alegar su propia torpeza”, por triste que resulte y mucho nos cueste decirlo tan abiertamente.
La falta de la cobertura de radar en las fronteras norte y no-este, las cientos de pistas de aterrizaje clandestinas en las provincias y las responsabilidades por estos “detalles” en el combate contra el narcotráfico, son poco mencionados por estos “desinformadores” que poco incursionan sobre estos temas y si lo hacen no dejan de mencionar “la connivencia” o “convivencia”, según pronuncien, de las fuerzas policiales.
Claro que entre tanta ensalada también debimos escuchar en esta búsqueda frases que hasta podrían considerarse célebres para la posteridad como por ejemplo “un vecino no solo tuvo contacto visual con los prófugos sino que también los vio”, o tratar de héroe a un vecino que ante el requerimiento policial local traía tres caballos para prestarlos para la búsqueda, el que seguramente por mejor educación de base se limitó a esbozar una sonrisa y no tratar al cronista de idiota y otras barbaridades por el estilo, dejando en claro la necesidad que tenemos los argentinos de un periodismo verdaderamente serio.
Estas y otras circunstancias que sería largo de enumerar como la satisfacción que públicamente demuestran cada vez que mencionan la posibilidad de “purgas”, o irrespeto de las autoridades de los derechos laborales de los trabajadores policiales encerrando en opiniones de agravio acusaciones inconsistentes permanentes y generalizadas para con los mismos nos lleva a pensar sobre el origen de tal odio que hasta les impide darles la posibilidad de defensa frente al micrófono o la cámara por auténticos o reconocidos representantes con puntos de vista profesionales, negando su pregonado apego al ejercicio de un periodismo verdadera y sinceramente independiente.
En fin, como todos sabemos, la culpa es y seguirá siendo de la policía.
Miguel Ángel Reynoso
Secretario General – APROPOBA