La Corte Suprema de Justicia rechazó un reclamo del técnico informático Diego Lagomarsino, en el marco de la causa en la que está procesado como partícipe necesario del homicidio del ex fiscal Alberto Nisman. De esta forma, podrán analizarse las pericias realizadas a sus computadoras y teléfonos.
A poco más de un año de la realización de una pesquisa sobre 200 equipos secuestrados, en su mayoría de la casa de Lagomarsino, y en las viviendas de los policías Luis Muiño y Rubén Benítez, acusados de encubrimiento, la información de esos dispositivos podrá ser analizada y es posible que sea de gran aporte a la causa.
El juez Julián Ercolini procesó a Diego Lagomarsino como partícipe necesario del crimen y lo señaló por ser el último que vio con vida al exfiscal y quien le entregó el arma de la que salió el disparo que terminó con la vida de Nisman con “pleno conocimiento de lo que ocurriría”. Según el procesamiento, brindó “un auxilio o cooperación” sin el cual el delito investigado no se habría podido cometer. Ahora se investigan sus posibles vínculos con los servicios de inteligencia y si él mismo respondía a esa organización.
Los investigadores tampoco descartan que en todos esos dispositivos -que fueron abiertos y peritados con un sistema utilizado internacionalmente para estos trabajos- puedan guardarse pruebas que reviertan la situación de los tres procesados.
Por otro lado, la fiscalía ya terminó de tomar 500 declaraciones testimoniales a todos los vecinos del complejo de Le Parc en el que vivía el fiscal. Todas fueron concluyentes en un mismo sentido: el lugar “no era infranqueable”.
Aún se realiza una pericia sobre otro conjunto de teléfonos que están vinculados a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), proporcionados por el organismo la presidencia de Mauricio Macri.
El 26 de diciembre de 2017 el juez Ercolini determinó que “existió un plan que se pergeñó para terminar con la vida de Nisman” y señaló que “lo mataron con el arma de Diego Lagomarsino”. Sin dejar dudas, escribió: “La muerte del fiscal Nisman no obedeció a un suicidio y habría sido producida por terceras personas y en forma dolosa”. A seis años los autores siguen siendo desconocidos y se investiga si los mismos responden al mundo de los servicios de inteligencia. (DIB) ACR