En Mar del Plata los de la rama del congelado viven una primavera anticipada a partir de la presencia de buques frigoríficos con destino a África. Ya vino un buque, pero se esperan dos más para las próximas semanas y otro para septiembre.
El ingreso del “Cassiopea”, un buque frigorífico de más de 130 metros de eslora, la próxima recalada del “Auriga”, un buque similar, de menor tamaño pero que cargará más pescado congelado, generan bocanadas de oxígeno para los estibadores de la rama del congelado, quienes estaban casi inactivos desde la conclusión anticipada de la zafra del calamar.
El ingreso del “Cassiopea”, un buque frigorífico de más de 130 metros de eslora, la próxima recalada del “Auriga”, un buque similar, de menor tamaño pero que cargará más pescado congelado, generan bocanadas de oxígeno para los estibadores de la rama del congelado, quienes estaban casi inactivos desde la conclusión anticipada de la zafra del calamar.
La tarea de estibaje se prolongó durante casi cuatro días y la llevó adelante “Hipocoop”, una de las empresas habilitadas por el Consorcio y abocada a la rama del congelado. Pero los socios de la cooperativa no dieron abasto y se debió convocar al personal eventual concentrado en el Centro de Contrataciones.
“Imaginate que el barco tenía cuatro bocas de carga; hubo cuarenta estibadores por boca… Son ciento sesenta operarios por turno de seis horas”, dijo Carlos Mezzamico. El Secretario General del SUPA en Mar del Plata resumió en números el impacto que generó el buque en la generación de mano de obra.
Con el último reajuste salarial los estibadores eventuales ganaban algo más de 70 mil pesos por el jornal de seis horas. Los socios de las cooperativas cobran un poco más porque a partir de la escalada inflacionaria las empresas decidieron liquidar parte de las utilidades que se repartían a fin de año de manera anticipada.
“Son una bendición estos barcos “, reconoce el dirigente del SUPA, quien agradeció las gestiones que llevó adelante Hipocoop para lograr que regresen al puerto. En la cooperativa aseguraron que la generación de trabajo fue aun mayor a partir del efecto cascada que produjo.
“Nosotros teníamos que descargar unos barcos de Moscuzza que llegaron casi al mismo tiempo y se los dimos a otras dos cooperativas para que sus asociados puedan trabajar y otros eventuales sumen jornales”, reconoció Alberto Ovejero, el referente de Hipocoop.
“Todos los días recibo llamados de estibadores eventuales pidiendo trabajo, que los tengamos en cuenta. La situación es desesperante desde que terminó la temporada de calamar. La están pasando muy mal y estos barcos frigoríficos ayudan porque necesitan mucha mano de obra intensiva”, explicó.
A mediados de mes, luego del ingreso de los portacontenedores “Eldra” de Maersk y “Platón” de CMA, entrará el otro buque bodeguero y amarrará en el muelle de ultramar. El “Auriga” demandará más jornales porque subirá 4 mil toneladas de pescado entero hacia el mismo destino africano. Del total de la carga, 3 mil las aporta “Traweluw SA”. El resto se reparte entre otros tres frigoríficos.
En el SUPA creen que serán cinco días de trabajo con jornada extendida para poder completarlo. La carga básicamente es la misma: corvina y pescadilla entera con destino a Camerún.
¿Hay un mercado nuevo y demandante para las principales especies del variado costero que explica esta presencia repetida de buques frigoríficos?, quiso saber este medio.
“Estamos exportando casi a pérdida”, reconoció Adrián Ganín, referente de Traweluwn. “Los precios no son buenos, bajaron mucho, pero hay que mover stocks de cámaras porque eso también representa un costo muy alto con lo que subió la electricidad”; confió el exportador, quien también advirtió de los altos costos portuarios.
Los exportadores aseguran que afecta su rentabilidad el costo de la mano de obra y también el aumento que registró el servicio de estiba. Que el año pasado pagaban 35 dólares por el movimiento de la carga y este año ese valor se triplicó.
El interés de los estibadores de la rama del congelado y sobre todo los eventuales, va más allá de la dificultad coyuntural que atraviesa el sector industrial y el mercado internacional. Están contentos de poder sumar jornales en estos meses de baja temporada hasta el reinicio de la zafra de calamar 2025.
Revista PUERTO