Política

Kicillof, en su hora más difícil

 

El golpazo electoral que sufrió el Frente de Todos en las PASO terminó por impactar en la figura de Axel Kicillof, que se vio forzado a hacer lo único que no quería hacer: Abrir su gabinete a los intendentes del PJ, que ingresaron validados por Máximo y Cristina Kirchner. Ahora, enfrenta el desafío de gestionar con un equipo cuyo ensamble en la práctica es una incógnita. Y tiene con un primer objetivo paradójico, además de complicado: Debe mejorar los resultados para asegurarse gobernabilidad, pero si eso ocurre se beneficiarán también figuras como la del nuevo jefe de Gabinete, Martín Insaurralde, que puede disputarle poder.

Cuentan en su entorno que Kicillof se había resignado desde la madrugada posterior a la derrota que iba a tener que cambiar su gabinete. El kichnerismo –Cristina, Máximo, Wado de Pedro, Sergio Massa- había decidido presionar a Alberto Fernández para que acelere la reacción con un cambio de equipo, y la evaluación fue que el Gobernador, en cuyo territorio el oficialismo perdió 20 puntos en dos años, no podía desentenderse. También fue responsable de la derrota. Hay otro argumento, temporal: Asumir ahora les permite a los intendentes esquivar la cláusula anti reelección en 2023.

Lo que Kicillof resistió fue el contenido de esa mutación, tanto en su formato como en los nombres. Buscó evitar el cambio en Jefatura –Carlos Bianco es uno de los cinco miembros de su círculo íntimo- y no lo logró. A Insaurralde, aliado de Máximo,  siempre supo que no podría evitarlo, pero tuvo una pulseada por él lugar. En un momento Kicillof lo quiso mandar a Gobierno y en otro el lomense jugó con ubicar en Jefatura al diputado Juan De Jesús y ayudar “desde afuera”. Fallaron los dos. A Leo Nardini lo aceptó como mal menor ante la posibilidad del arribo de Gustavo Menéndez (Merlo) o Ariel Sujarchuk (Escobar). Cristina Alvarez Rodríguez por Teresa García es el cambio más neutro: cristinista por cristinista.

En el viaje a El Calafate del domingo pasado a ver a CFK, se dio de baja una decisión que el viernes previo ya estaba tomada: Recrar el Instituto Cultural y el ministerio de Ambiente. En el primero para la diputada Florencia Saintout y el otro, para Daniela Villar, la esposa de Federico Otermín, presidente de Diputados y mano derecha de Insaurralde. No se sabe si eso se concretará. Y no son los únicos cambios de los que se habla: Para una etapa posterior, se mira a Agustina Vila, la ministra de Educación, muy cuestionada por el nivel de cierre de escuelas y la poca contención política y al ministerio de Trabajo. El mapa de poder también experimentaría otra alteración: Como Insaurralde ya controla la Jefatura, Loterías vía Omar Galdurralde y la presidencia de Diputados con Otermín, la previsión es que podría cambiar este último sillón. Todos miran a Mariano Cascallares, muy cercano, de todos modos, al lomense.

Kicillof enfrenta así el segundo tramo de su mandato con un gabinete “loteado”, con una figura predominante como la de Insaurralde que podría buscar la candidatura a Gobernador y que está aliado, aunque no son lo mismo, con Máximo Kirchner, en cuyo proyecto de poder el actual gobernador no parece tener lugar. Al mismo tiempo, dicen cerca del gobernador, los intendentes serán ahora corresponsables de la marcha del gobierno y del resultado de   noviembre, lo que tal vez ayude a que se esfuercen más por conseguir votos. Esa última carrera arranca con un pedido para que sea Kiclllof el que salga a hacer campaña al territorio (eso habla de su capital político también) mientras Insaurralde se encarga del tejido “por abajo”. Habrá anuncios económicos para impulsar el consumo en comercios de barrio y ayudas para sectores como la gastronomía y el entretenimiento. La intención –muy compleja de concretar- en recuperar 300 mil votos de máxima. Creen que deben revertir figas del FdT a Juntos en sectores de la clase media y elevar el nivel de participación entre los sectores bajos.

Paritaria con Manes

En la oposición, que especula con superar el 45% en las elecciones, Facundo Manes le está pidiendo un “gesto” a Diego Santilli. Como el radical arañó el 40% (39,81%) en las PASO -faltan escrutar el 3% de las mesas aún- reclama que le den por válido haber logrado el 40 como gesto para cimentar la “unidad”. Explicación: Por el sistema de cuotas de reparto interno, eso mejoraría la representación de Manes en la lista final de Diputados.  El cálculo es que ingresen unos 16 representantes, y si al neurólogo le dan el gusto, metería 8. Si no, 5. En términos de nombres, entrarían por la lista radical Jesús Cariglino, Josefina Mendoza y la politóloga Elsa Llenderrozas. Pero Santilli debería ceder al exministro Alejandro Finocchiaro y a Victoria Borrego, la exintendenta de 25 de Mayo, que responde a Carrió. La no resolución de esa negociación explica la relativa frialdad de los últimos días  entre los candidatos de la alianza ganadora. (DIB) AL

Por Andrés Lavaselli

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