El caso del acusado por violación, Marcelo Girat, condenado en primera instancia a 14 años de prisión y con arresto domiciliario, hasta que sea efectiva la pena, con las posibilidades que le dan las normas para las apelaciones pertinentes, resulta muy sintomático de lo que vive nuestra sociedad. Es muy peligroso.
Con los acontecimientos de las últimas horas sobre el pedido del propio imputado acerca de la inseguridad que le representa cualquier domicilio, por no ser aceptado por la sociedad, incluyendo el provocado incendio parcial de su vivienda en el barrio Jorge Newbery, el fiscal actuante, doctor Eduardo Amavet señaló que “es un alivio para toda la sociedad”, esto ya que el propio acusado pidió que se le remita a una unidad carcelaria, a lo que la Justicia accedió.
Para esto, uno de los jueces actuantes en la resolución que le otorgaba el arresto domiciliario, el doctor Esteban Viñas, de la Cámara de Apelaciones y Garantías en lo Penal de Mar del Plata, había salido, por medios de comunicación, en defensa de este beneficio. “En Mar del Plata, el nivel de personas que han vulnerado (el arresto domiciliario) en estos años, en 18 años, no supera el 5 por ciento”, indicaba Viñas. ¡Pero hay un 5% doctor Viñas!
Lo grave de todo esto es que el caso había despertado la indignación de la población, ya que asimismo se había tomado conocimiento de supuestas amenazas de muerte por parte del inculpado. Cabe indicar asimismo que todos los casos de violación han quedado en la discusión y en la posibilidad de que ninguna persona, condenada por tal delito, se recupere, aunque cada caso tiene sus propias características. Este lo era con la circunstancia de que era su propia hija la víctima. Port demás aberrante.
Habiendo sido exsuboficial de la Armada, ¿no se contempló que podía contar con la estrategia mínima como para evadir el arresto domiciliario? ¿No se midió la reacción de la sociedad?
Pareciera que en nuestro país, funcionarios del Estado, en cualquiera de sus versiones, ejecutiva, legislativa y judicial vivieran en una burbuja, ausentes de la sociedad que deben representar y cuidar. Actuar en la prevención. Pero a veces no ocurre ni en la mínima expresión.
¿Qué hubiera pasado si no se encontrara con este rechazo social, que lo hace prácticamente guardarse solo en la cárcel? ¿Qué pasa, si usando condiciones naturales para evadir, hubiera cumplido con las supuestas amenazas de muerte? La sociedad está cansada de ver, leer, escuchar, acerca de delincuentes sueltos que continúan con su raid aquí y allá sembrando crimenes. Todo esto provoca un combo de dudas, de incertidumbres y de auto defensa. ¿No se han conocido acaso hechos de violencia como linchamientos?
Pero, ¿es necesario debe llegar a esto? Cámara de Apelaciones y Garantías en lo Penal. Para los sospechados, los acusados y no está mal pero ¿y las garantías del ciudadano común? ¿Debe apelar el mismo a una presión popular, a casi hacer justicia por mano propia? Cuidado con todo esto. Se recomienda no armarse. No provocar otros delitos para castigar la delincuencia. Pero la sociedad no debe sentirse desamparada. Ver perdido el mínimo orden, remitiéndose entonces a su esencia animal para defenderse como pueda.
Algo se asoma tarde. Algo no funciona en nuestra sociedad. Algo huele mal…
Enzo Flores