Los mismos llegaron desde Mar del Plata, Miramar, Balcarce, Necochea, Lobería, Pinamar, Villa Gesell, Coronel Vidal y General Pirán y General Madariaga; que durante todo el fin de semana, trabajaron en aspectos formativos, la oración y también se encontraron con sus pares con quienes comparten la fe y la vida de Iglesia.
“Unidos en Cristo, firmes en la fe” fue el lema de este año, en consonancia con el de la Jornada Mundial de la Juventud que se realizó en Madrid. Fue la primera Invasión de Pueblos en la que participó Monseñor Antonio Marino, como Obispo. “Fue realmente muy lindo, muy positivo, una muy linda experiencia. Noté una gran disposición de los 700 jóvenes para recibir las palabras del Obispo y también de los que tuvieron a cargo a las catequesis. Hubo una actitud de mucha alegría y algarabía propia de los jóvenes, pero también una gran capacidad de silencio cuando se les hablaba y cuando se lo invitaba a orar” expresó sorprendido y muy alegre Monseñor Marino.
El encuentro comenzó el viernes por la tarde con la llegada de los jóvenes a Mechongué y a las 21 se realizó la apertura, en la que el Obispo diocesano brindó sus primeras palabras a todos los “invasores” quienes las recibieron con mucha alegría y disponibilidad. También les dieron la bienvenida autoridades civiles. El sábado fue el día más intenso, y la actividad se dividió en dos niveles según edades; en ellos las catequesis estuvieron a cargo de Monseñor Nicolás Baisi, Obispo auxiliar de La Plata y el Pbro. Gabriel Mestre, párroco de Villa Gesell. Posteriormente hubo un encuentro de todos los jóvenes con Monseñor Marino, luego la misa, una marcha por el pueblo y el fogón en el Club Social y Deportivo Mechongué. El domingo se realizó otro trabajo por niveles en la mañana y a las 16 fue la misa de clausura también presidida por el Obispo y concelebrada por el Presbítero Ariel Sueiro, asesor de la Pastoral Juvenil quien coordinó toda la Invasión de Pueblos. También estuvieron presentes decenas de sacerdotes de toda la diócesis.
“Tenemos tanto para estar agradecidos, en primer lugar a Dios que es quien nos une en tan hermoso evento. En segundo lugar a nuestros pastores, que nos guían en este camino de la fe. A la gente de Mechongué que nos atendió tan bien estos tres días, y a todos los invasores que le pusieron tanto onda a la animación. ¡Es hermoso ver que tantos jóvenes peleamos por los mismo! Mil gracias a todos y los esperamos el año que viene: INVASIÓN VILLA GESELL 2012” expresó Vanesa, una joven de Villa Gesell en el muro de la página que Invasión de Pueblos tiene en Facebook.
Del Obispo a los jóvenes
Durante la homilía de la misa del sábado por la tarde, el Obispo habló de la figura de Santa Teresita a los jóvenes y resaltó “nuestra cultura tiende a concebir la libertad como mera ausencia de presión externa, para poder obrar según los propios sentimientos, emociones e impulsos, pero sin referencia a una verdad objetiva. Es como si no importara preguntarse si esos impulsos, sentimientos o emociones, están bien ordenados o son desordenados. Se dice que hay que ser auténticos y se llega a confundir la autenticidad con el mero sentimiento o gusto subjetivo” señaló el Obispo. Luego añadió “al obedecer a Jesús parecería que perdemos la libertad. Sin embargo, es entonces que empezamos a ser libres de verdad. Cristo nos libera de nuestro egoísmo, de nuestra ceguera, nos vuelve capaces de amar y nos ilumina en medio de la oscuridad”.
“Ustedes han venido a estos días de encuentro y testimonio para sentir la presencia de alguien que los ama de verdad y que desea enseñarles el camino de la vida verdadera. Se llama Jesús. Es un maestro lleno de una gran bondad que tiene una gran simpatía por ustedes y quiere entrar en amistad con cada uno, con cada una de ustedes” manifestó Marino a los jóvenes.
“El camino del mundo, parece ancho y delicioso al comienzo, atrayente y divertido, pero de a poco los irá internando por senderos muy estrechos, hasta desembocar en callejones que lamentablemente no tienen salida” enfatizó el pastor de la Iglesia católica los jóvenes que atentamente lo escuchaban.
Finalmente sobre las exigencias de la vida del cristiano argumentó “Jesús no es un aguafiestas. Los quiere alegres y busca su verdadero bien. Sepan vivir como verdaderos discípulos suyos. No se arrepentirán nunca. Él los espera cada domingo para una verdadera fiesta, donde él se ofrece como luz y como alimento con su Palabra y con su Cuerpo y su Sangre. Él sabe perdonar de verdad y está dispuesto a limpiarlos de toda mancha de sus conciencias, cuando se acercan al sacramento de la reconciliación y de la misericordia. Él los escucha siempre con amor cuando se dirigen a él con una oración sincera” concluyó Monseñor Marino.