Dialogaron con vecinos y estudiantes que trabajan en el barrio y analizaron el trabajo tendiente a lograr la urbanización del asentamiento.
El arquitecto que cambió la cara de las favelas de Río de Janeiro, el argentino Jorge Jáuregui, y el presidente de Mar del Plata Veinte20, Marcelo Artime –acompañado por la decana de la facultad de Ciencias de la Salud de la UNMDP, Paula Mantero- recorrieron el asentamiento conocido como Villa Evita donde mantuvieron un diálogo con vecinos, estudiantes de las facultades de Servicio Social y Arquitectura de la Universidad Nacional, integrantes de la ONG Audax y organizaciones políticas, que participaron de la recorrida.
En este marco, Artime explicó que “desde 2020 invitamos a Jorge Jáuregui, que trabaja en proyectos dignos de admiración, siempre tratando de romper con la ciudad de los ricos y la ciudad de los pobres para que la vida de unos y de otros sea cada vez más parecida”.
En 2010, cuando era concejal, Artime presentó un proyecto de ordenanza para urbanizar este asentamiento mediante el cual Obras Sanitarias (OSSE) ya hizo la red de agua y está por comenzar el tendido de cloacas.
Tras señalar que con Jáuregui analizaron este caso para ver la posibilidad de que lo que se hizo en otros lugares se haga en Mar del Plata, el titular de 2020 sostuvo que “en vez de erradicar a los vecinos consiguiéndoles viviendas nuevas, el propósito es urbanizar. Así, se evita el desarraigo, el romper con costumbres que tenían en el lugar: es mucho más democrático. Se respeta el ámbito donde siempre vivieron con una mejora de la calidad de vida mediante servicios y espacios recreativos, entre otras cosas”.
“Una sociedad agradable de ser vivida aún en sus diferencias”
Por su parte, Jáuregui manifestó que durante la recorrida se encontró con “mucha voluntad de la gente para hacer cosas. Ahora hay que juntar las ansias de la gente, las demandas, lo que ellos quieren con la decisión pública y la movilización de fondos para poder materializar”.
“Se habló de varias cuestiones como desarrollar una biblioteca pública, un centro deportivo, un centro de generación de trabajo y renta. Varios programas posibles para -como decía Marcelo- articular las diferencias, generar puntos de conexión entre los asentamientos y los barrios formales para que deje de haber desconfianza y, a través del intercambio del trabajo, el deporte y del espacio, se pueda tener una sociedad agradable de ser vivida aún en sus diferencias”, expresó.
¿Cómo se trabaja eso? “Como lo están haciendo aquí. A través de las mesas territoriales, con las diferentes agrupaciones desde donde salen los proyectos que después tendrán una evaluación económica para poder movilizarse para conseguir los fondos”.
Al ser consultado acerca de cuándo se puede decir que un sitio está urbanizado, Jáuregui respondió que “hay que juntar tres cosas: ciudad, urbanidad y espacio público”.
“La ciudad es un establecimiento de gente a lo largo del tiempo con una materialidad consistente. Urbanidad es cuando en el intervalo entre las construcciones pueden suceder modos de vida colectivos y el espacio público es donde se manifiestan estas aprobaciones o desaprobaciones de un determinado orden social. Esas tres cuestiones son fundamentales y hacen a que un lugar sea digno de ser vivido o no”, concluyó.