Ante la certeza de que la única vacuna contra el coronavirus con la que contará la Argentina al menos hasta abril será la rusa Sputnik V, que además llegará lenta y gradualmente, quizá sea momento de explorar otras opciones para tratar la nueva enfermedad, a fin de mitigar los efectos de la pandemia y en el medio de un año electoral.
Máxime cuando el Fondo de inversión de Rusia, que apoya financieramente el desarrollo de la vacuna, confirmó que habrá demoras en la entrega de la misma, lo que postergará la vacunación en la Argentina. Desde la Federación Rusa habían prometido un total de 5 millones de dosis para enero, pero solo entregará 520 mil. Además, durante febrero deberían llegar otros 15 millones de dosis.
Una posible alternativa sería el caso de la ivermectina, asunto que ya fue abordado por este medio. Si bien el medicamento aún no fue aprobado por la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología) para su utilización contra el covid, y que la propia Sociedad Argentina de Infectología se opone a su uso, lo cierto es que ya hay 5 provincias que lo recomiendan destinado al personal sanitario y para personas contagiadas: Misiones, Salta, Corrientes, Tucumán, y en las últimas horas se sumó La Pampa.
A fines del año pasado, el abogado Julio Razona presentó en la ciudad de Mar del Plata una acción de amparo contra el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, a cargo de Daniel Gollán, “con el fin de autorizar el medicamento ivermectina como preventivo o compasivo para tratar” el coronavirus. Finalmente, la cartera sanitaria provincial decidió analizar la cuestión, aunque aún no se ha definido.
“La falta de tratamientos efectivos contra el Covid 19, sumada a la autorización por parte del Ministerio de Salud de la Nación para inocular una vacuna en plena etapa experimental como la Sputinik V, importada de Rusia, con efectos secundarios desconocidos, fármaco en Fase 2 o 3, de estudio, genera que se torne humanamente indispensable para la población contar con un tratamiento preventivo y de atención eficiente, económico y de fácil acceso, como lo es el que se puede llevar a cabo con Ivermectina”, señala la presentación judicial.
La ivermectina es una droga antiparasitaria de amplio uso en medicina humana y veterinaria, con dosis definidas para conservar un patrón de tolerancia y seguridad para indicaciones conocidas. Además de su acción antiparasitaria, la ivermectina es un potencial inhibidor de la replicación viral del SARS-CoV-2. “Es un fármaco de uso humano e integra la lista modelo de medicamentos esenciales de la OMS, siendo muy habitual su uso en pediatría y dermatología”, asegura el letrado.
Fue descubierta y comercializada para uso animal a comienzos de los ochenta, y aprobada en 1997 por la FDA (Administración de Medicamentos y Alimentos de EEUU) para estrongiloidiasis (parasitosis intestinal) en dosis única de 200 mcg/kg y en escabiosis costrosa (Sarna Noruega) en pacientes afectados de SIDA en dosis de 200 mcg/kg, cada semana por 2 semanas. Actualmente está siendo usada en 90 países, y aprobada para su uso en 11 especies animales. En Argentina, se comercializa para uso humano desde hace casi 20 años.
En nuestro país, quizá la voz más autorizada para hablar del tema sea el Dr. Héctor Carvallo (MN 61217), ex Director del Hospital de Ezeiza Alberto Eurnekian, donde se han llevado a cabo profundas investigaciones sobre el tratamiento con ivermectina en pacientes con covid. “No pretendemos que esto reemplace las medidas de seguridad personal, aunque está probado que sí las incrementa», asegura el médico.
Fue el creador del protocolo I.D.E.A., aplicado promediando el año 2020 y desarrollado en el mencionado nosocomio, el cual se proponía comprobar la hipótesis de trabajo que afirmaba que “el uso asociado de Ivermectina, aspirina, dexametasona y enoxaparina (en diferentes combinaciones y dosis), reduce el impacto de la infección por COVID 19, la necesidad de ingreso a Unidad de Cuidados Intensivos, y la mortalidad total”.
A su vez, aseguraba que “desde la aparición de la pandemia por COVID 19, se han ensayado muchas opciones terapéuticas, la mayoría con pobre respuesta. Nosotros proponemos el uso de ivermectina vía oral (en cápsulas o comprimidos), asociada a corticoides, aspirina y/o enoxaparina, en combinaciones graduales, y ajustados todos según la severidad del cuadro clínico a tratar”.
A pesar de las conclusiones satisfactorias, “el proyecto fue entregado en mano al ministro y viceministro de Salud de la Provincia -Daniel Gollán y Nicolás Kreplak, respectivamente-, que vinieron a visitar al hospital. Los resultados fueron que terminé apartándome del hospital porque no me permitieron seguir investigando ni querían que publique los resultados», refiere el Dr. Carvallo.
Pese a ello, el galeno no bajó los brazos. Con el nombre ‘Ivermectina como pro?laxis contra COVID-19. Evaluación retrospectiva de casos’, realizó un estudio que incluyó, entre el 1 de junio y el 15 de diciembre de 2020, la participación de 162 agentes de salud argentinos que recibieron ivermectina (0,2 mg por Kg de peso) como profilaxis, indicación que se extendió a sus contactos estrechos. El resultado fue contundente: no se registraron infecciones por COVID-19 en ninguno de ellos.
Sin embargo, es necesario describir algunos de los efectos adversos que puede generar el uso de la ivermectina, de acuerdo a un documento de la FDA: sarpullido, náuseas, vómitos, diarrea, dolor de estómago, y mareos.
Pero más allá de los fundamentales estudios de los científicos, están las experiencias personales. Este medio habló con Lourdes Serron, oriunda de Gonzales Chaves, que se contagió de coronavirus y fue tratada con ivermectina. La mujer asegura que dicho medicamento “me salvó la vida”, y que decidió tomarlo cuando escuchó hablar sobre el antiparasitario a un ex profesor universitario suyo de la facultad de Veterinaria de la Universidad de Tandil, Carlos Lanusse, quien recomendaba a las personas con covid ingerirlo.
“Me sentía muy mal, estaba hecha bolsa. Antes de morirte, lo tomás. Perdida por perdida”. Lourdes posee varias cormobilidades previas: diabetes, obesidad, presión alta, y apnea. “Lo tomé los primeros tres días luego de que me diera positivo el hisopado”, cuenta la mujer, y agrega que lo ingirió “con una jeringa con agua, se calcula 1 ml (30 gotas) por cada 50 kilos”. Finalmente, cuenta que tuvo un poco de fiebre al tercer día, pero luego la mejoría fue notable, y que “mucha gente contagiada en el pueblo tomó ivermectina, entre ellos mi novio (Mario Gaitán, muy conocido en el mundo del turf), mi mamá, y la chica que trabaja en casa”.
Una de las personas que afirma haberse curado con Ivermectina es el concejal de Villa Gesell por el Frente de Todos, Miguel Ángel Cisneros. Le cuenta a este medio que dio positivo de coronavirus el pasado 26 de diciembre, y en las primeras horas padeció fuertes dolores musculares y dorsales, además de sufrir 39 gs de fiebre. Apenas supo de su contagio, se comunicó con un veterinario amigo y le prescribió Ivomec, el mismo medicamento que tomaron Lourdes y Mario. El Ivomec es un antiparasitario inyectable para bovinos, ovinos y cerdos.
El edil asegura que a las 12 horas de haber ingerido la droga, no volvió a tener ningún tipo de síntomas, y que durante el transcurso de la enfermedad, lo único que tomó fue la ivermectina. “Salvé a mi mujer y a 18 personas más contactos estrechos”, señala, y agrega que en Villa Gesell “se lo prescriben a mucha gente internada con covid”.
También en Mar del Plata la están prescribiendo. Una investigadora del Conicet, que prefiere no revelar su identidad, asegura que “en varias clínicas de la ciudad están dando el tratamiento de ivermectina de base”. A la vez, señala que “hay mucha evidencia que funciona pero muchos médicos no se animan a darla porque obviamente faltan los tiempos que se requieren para tener la evidencia justa”. Vale aclarar que tampoco las vacunas que actualmente se están aplicando en el mundo no tuvieron el recorrido habitual que requiere este tipo de desarrollos.
Otro importante estudio que fortalece la potencial efectividad de la ivermectina en el tratamiento contra el covid, fue realizado en Colombia por la Universidad del Valle. El trabajo asegura que “la baja frecuencia de casos y muertes por el virus SARS-CoV-2 COVID-19 en algunos países de África llamó nuestra atención sobre el comportamiento inusual de esta enfermedad”, agregando que se proponían “describir las tasas de infección y mortalidad del coronavirus en los países africanos que participaron en una campaña intensiva masiva de ivermectina para el control de la oncocercosis y compararlas con las de los países que no participaron”.
Los resultados arrojaron que los primeros “mostraron una mortalidad 28% menor (razón y una tasa de infección 8% menor por COVID-19” respecto a los segundos, concluyendo que “la campaña preventiva masiva de salud pública llevada cabo en algunos países africanos con el uso masivo de ivermectina en la comunidad pudo haber tenido un impacto inadvertidamente contra el COVID-19”. Aunque luego aclara que “se necesitan estudios adicionales para confirmarlo”.
Otro trabajo que certificaría la evidencia científica a favor de la droga fue realizado en el Reino Unido por un grupo de médicos expertos en cuidados intensivos, que concluyó que la ivermectina es un fármaco esencial para disminuir la morbilidad y mortalidad producida por la infección. En este caso, la reducción de la mortalidad fue entre el 65 y el 92%, en función del estado de cada contagiado. Los testimonios de las personas que hablaron con este medio no lo dudan: “La ivermectina salva vidas”.
Sin embargo, desde la Sociedad Argentina de Infectología se muestran reticentes al uso del fármaco: “La evidencia disponible in vitro sugiere que para alcanzar niveles efectivos de ivermectina se necesitarían importantes aumentos y potencialmente tóxicos de la dosis. Incluso dosis de hasta 10 veces mayores que las aprobadas no alcanzarían las concentraciones efectivas in vitro contra el SARS-CoV-2”. Y agrega que “hasta el momento la evidencia científica en curso que evalúa el uso de ivermectina sola o combinada con otras drogas para la prevención y/o tratamiento de la infección por SARS-Cov2 es de muy baja calidad y no han reportado datos claros de eficacia clínica”.
Pero un recocido médico marplatense, con fuerte arraigo en la ciudad de Buenos Aires, lanza conceptos polémicos acerca de la posición de la SADI: “Son los mismos infectólogos que legitimaron una cuarentena tosca y dañina para la sociedad”. Y agrega que “con respecto a la ivermectina repiten una y otra vez los mismos argumentos descalificativos centrados en un único estudio in-vitro inicial, exitoso en lo que pretendía demostrar pero que por lo elevado de las dosis empleadas no podría dar seguridad para el tratamiento en personas. Sea simple ignorancia, dogmatismo o lo que fuera, lo cierto es que difícilmente habrá una política pública que contemple a la ivermectina en posibles tratamientos mientras la SADI mantenga esa posición”.
Vale recordar que la Sociedad de Infectología también se opuso en su momento, con argumentos similares, al uso del Ibuprofeno por inhalación. En un documento fechado el 9 de octubre de 2020, aseveró que “mientras no existan evidencias de mayor calidad, SADI recomienda que no se utilice el Ibuprofeno inhalado al margen de estudios debidamente registrados, aprobados y que sean éticamente aceptables”. La misma investigadora del Conicet antes mencionada, reconoce que en Mar del Plata la prescripción de este medicamento está cada vez más extendido en personas infectadas.
El 23 de marzo de 2020 se presentó ante el ANMAT la autorización para el uso de Ivermectina para tratar el virus Covid 19, y el 25 de marzo ante el Ministerio de Salud de la Nación, por parte del Hospital de Ezeiza, esperando su aprobación desde el 4 de julio.
Resulta extraño comprender esta demora, cuando el mismo organismo, el último 23 de diciembre, recomendó “al Ministro de Salud de la Nación avanzar en la Autorización de Emergencia” de la Sputnik V, cuando es conocido por todos la ausencia de documentación pública en relación a la vacuna y que aún no ha finalizado la fundamental Fase 3 de su desarrollo.
Pablo Portaluppi