Política

Intendentes del PRO se reúnen para definir el reemplazo de Grindetti en la mesa de conducción

Los intendentes del PRO vuelven a reunirse la semana próxima luego de las fricciones internas que impactaron de lleno en las negociaciones que se amasaban en la Legislatura bonaerense.

La consecuencia nodal de esa crisis fue la renuncia del intendente de Lanús, Néstor Grindetti, a la mesa de conducción de Juntos en territorio bonaerense. Y esa vacancia es justamente lo que buscarán resolver los intendentes.

Por ahora, fuentes del PRO aseguran que no se logró sintetizar a un referente que pueda ser el nexo entre los intereses del partido amarillo, los legisladores de la provincia y el gobierno de Axel Kicillof.

En el partido admiten que encontrar esa figura no será fácil y explican que no se trata de cambiar un nombre por otro. “Hay que tener un consenso muy grande para ser el representante del partido con el gobierno provincial. Si alguien como a Néstor (Grindetti), con la legitimación que tiene en el PRO, no pudo con las internas. ¿Qué le puede pasar a cualquier otro?”, dijo a LPO un legislador del PRO.

El choque de posturas dentro del PRO responde a una lógica que no es nueva y que tampoco es propia del macrismo. Tiene que ver con dos sectores bien diferenciados que siempre tuvieron que convivir en la Legislatura, ya sea en las bancadas el PRO, como en el radicalismo y también en el peronismo.

Ocurre que un sector de los legisladores responde directamente a los intendentes (del PRO, del radicalismo o del peronismo) y otro sector obedece al ala política de esos partidos.

La diferencia es importante, toda vez que los intendentes necesitan acordar con el gobierno la llegada de obras de infraestructura a sus territorios. Ese es justamente el valor de tener legisladores en La Plata.

En cambio, el otro sector no tiene necesidades inmediatas y desde sus bancas en el Senado o Diputados se enfoca en la discusión política. “Yo no vine acá para votar subas de impuestos. Nunca cuenten conmigo para eso”, dijo la diputada Florencia Retamoso -una legisladora de Patricia Bullrich- la semana pasada en una reunión del bloque.

Para bien o para mal, el peronismo -cuando le tocó ser oposición- resolvió muy rápido esa tensión entre ambos sectores. En 2016, a pocos meses de asumir Vidal en la gobernación, el bloque de lo que hasta entonces era Frente para la Victoria implosionó y se dividió en dos nuevas bancadas: una referenciada con los intendentes que votó los proyectos que pedía la Gobernadora y otro -el kirchnerismo duro- se enfocó en la discusión política.

Sin embargo, a pesar de los cimbronazos internos, el bloque Juntos no tuvo fisuras y se mantiene unificado desde la derrota electoral de 2019.

La incursión de Macri en la provincia llegó en momentos en que el radicalismo y el PRO venían negociando con el Frente de Todos un paquete de leyes en la siempre compleja Legislatura bonaerense.

Entre estas leyes figuraba nuevos cambios en el régimen laboral de los trabajadores del Banco Provincia. Los pasivos de la banca estatal bonaerense tienen una de las jubilaciones más preciadas. Y eso tiene un fuerte impacto sobre las arcas de la provincia.

Solo en 2022, esa caja previsional va a gastar 42.000 millones en el pago de jubilaciones y pensiones. El problema es que recauda -entre los aportes del banco y el aporte de los trabajadores- apenas 23.000 millones. Es decir que es el Estado bonaerense quien debe pagar un déficit de 19.000 millones.

Con estos números en la mano, Macri conversó con Hernán Lacunza, principal referente económico del ex presidente, de Vidal y de Horacio Rodríguez Larreta.

Más tarde, plantearía en un almuerzo con dirigentes del PRO en Puerto Madero, entre los que estaban Vidal, Patricia y Rodríguez Larreta, que el PRO debía diferenciarse de la UCR para que Javier Milei no cope la agenda de la derecha. “No podemos estar siempre atrás del radicalismo”, dijo el ex presidente.

Fuente: Lapoliticaonline.com

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