El intendente municipal Gustavo Pulti ya dio el primer paso de la bendición al impulso alternativo al proyecto de Daniel Scioli. Así se desprende de la presentación que realizó el secretario de Gobierno arquitecto Marcelo Artime junto al coordinador de Seguridad Ciudadana, César Ventimiglia, cuando presentó el pseudo mapa del delito en el Honorable Concejo Deliberante en presencia del presidente del cuerpo deliberativo, doctor Ariel Ciano, siendo el principal invitado el integrante de la Corte Suprema de Justicia, doctor Eugenio Zaffaroni.
Se considera un virtual alineamiento, que responde al proyecto que maneja Gabriel Mariotto desde la vice gobernación, y en este caso se estima a Mar del Plata como emblemática en la toma de decisiones.
Con la premisa de “consolidar otro esquema de Seguridad en la Provincia”, según la definición de sus voceros, sectores del ultrakirchnerismo y cristinismo bonaerense están trabajando en el diseño de un proyecto propio de Policía de Prevención Municipal, alternativo al que el gobernador Daniel Scioli ingresó en las últimas semanas a la Legislatura.
Según trascendió en fuentes partidarias y legislativas, la iniciativa se emparenta con la idea que desde hace años viene amasando el ministro de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni y a la que adhieren distintos sectores identificados con el “garantismo” y el progresismo.
Básicamente, plantea que las comunas -en principio se habla de las de más de 90 mil habitantes-, tengan su propia fuerza de seguridad, totalmente desvinculada de la provincial; esquema en el que los intendentes serían los jefes formales, reales y directos de la estructura policial.
El proyecto redobla la apuesta de Scioli: el Ejecutivo busca crear una policía comunal en la que, aunque los intendentes estarán en el diseño operativo, los jefes reales seguirán siendo uniformados y la estructura seguirá dependiendo del ministerio de Seguridad provincial, con el argumento de que las políticas vinculadas a la prevención y represión del delito son de incumbencia de esa jurisdicción.
Frente a ese diseño de la Gobernación, elaborado en el ministerio de Seguridad que conduce Ricardo Casal, en las filas ultra K comenzó el diseño de una propuesta que va por más y que aparece en medio de un contexto político espeso, cargado de cruces, polémicas y desafíos de sectores de la Casa Rosada a, justamente, la política de Scioli en esta materia.
ENCUENTROS
El proyecto en cuestión está siendo redactado por el diputado provincial Marcelo Saín, un ex funcionario del área de Seguridad bonaerense durante la gestión del entonces ministro Juan Pablo Cafiero. Pero, lejos de ser una movida aislada, el legislador vinculado al ex candidato a gobernador Martín Sabbatella está acompañado en esta iniciativa por su compañero de bancada Adrián Grana, legisladores de La Cámpora y sectores cercanos al vicegobernador Gabriel Mariotto.
Hace unas horas trascendieron detalles de una de las charlas en las que se convino ir avanzando en el tema y de la que tomó parte el propio Mariotto.
“Hay que avanzar con la Policía Comunal de Prevención porque lo que se busca es consolidar otro esquema de Seguridad en la Provincia”, explicó uno de los dirigentes que fogonea el proyecto.
Es que el de la nueva policía municipal es apenas una de las patas de un proyecto más ambicioso y que apunta, paso a paso, a ir recortándole poder a una fuerza de seguridad que tiene más de 50 mil hombres.
Otra de las columnas centrales de ese plan macro es la Policía Judicial, que supone quitarle la tarea investigativa a las fuerzas de seguridad. En el caso de la Policía de Prevención Municipal, los ultra K sostienen que no se trata de darle más poder a los intendentes sino de trasladarles una responsabilidad que, aseguran, contribuirá a eliminar “nichos de corrupción”.
“Si hay intendentes que tienen negocios con la policía, van a tener que rendir cuentas a los vecinos, porque los vecinos van a saber a quién tocarle la puerta para reclamar”, explican.
NUMEROS E INCERTIDUMBRE
La colisión de los proyectos impulsados por Scioli, por un lado, y los ultra K por el otro, augura un debate que no pocos legisladores estiman que se llevará buena parte del año parlamentario que arranca el 1º de marzo.
No es una presunción carente de fundamentos: ninguno de los proyectos, a priori, cuenta con respaldo abrumador como para asegurarle un tránsito rápido por la Legislatura. De hecho, ni el sciolismo ni los ultra K pueden, por sí solos, juntar mayoría para imponer posiciones.
Pero además hay que poner sobre la balanza la opinión de otros actores centrales: los intendentes.