La inseguridad sigue siendo el tema que más inquieta a los marplatenses, según lo revela una encuesta que indagó sobre las preocupaciones de los ciudadanos y comparó los resultados con los datos de 2009. El Observatorio de la Ciudad de la Universidad Fasta elaboró este estudio en el que fueron encuestados 397 marplatenses mayores de edad de diferentes barrios de la ciudad. Según los datos extraídos, la problemática de la seguridad es la principal preocupación para los marplatenses; luego en orden de importancia le siguen la desocupación, el tránsito, la limpieza, el estado de las calles y finalmente, la educación.
La investigación reflejó que el 90% de los ciudadanos estuvo de acuerdo en que se sienten amenazados por el aumento de la delincuencia; mientras que sólo el 16% coincidió en que Mar del Plata es una ciudad segura y sólo dos de cada diez encuestados calificaron como suficiente la presencia policial.
En comparación con el mismo trabajo realizado en noviembre de 2009, el equipo de investigación de la Universidad concluyó en que la seguridad sigue siendo la problemática más mencionada por amplia mayoría, mientras que la desocupación se mantiene en segundo lugar. El nivel de acuerdo sobre las afirmaciones de que Mar del Plata es una ciudad segura y que la cantidad de policías es suficiente, bajó a la mitad.
Hace dos meses atrás, el Concejal Mario Rodríguez había manifestado en un documento público que “la inseguridad está desbordada en nuestra ciudad. Lejos de ser una sensación, vivimos días en que se ha instalado nuevamente este tema, de manera trágica, en la consideración pública. Lamentablemente esto no parece preocupar a las autoridades municipales, provinciales ni nacionales, que han preferido bajar el perfil de las protestas populares sobre esta cuestión.
El silencio oficial frente a la ola de hechos delictivos, que se registra en nuestra ciudad, es llamativo. Es necesario terminar con las promesas, tener decisión política para reclamar y tomar medidas urgentes a fin de acabar con este flagelo, que ha convertido a nuestra ciudad en una de las más peligrosas. Necesitamos funcionarios que se ocupen en vez de preocuparse, que se planten con firmeza en vez de mendigar. Resulta indignante escuchar a los funcionarios decir que “se necesita una mayor presencia policial en ciertos sectores”, como si fueran meros espectadores o comentaristas de la realidad, cuando su función es modificar el actual estado de cosas. Falta personal, faltan patrulleros, falta combustible, faltan las cámaras, pero, sobre todo, faltan ideas y compromiso.
Cuando se produjo el último aumento de tasas uno de los fundamentos que se dió es que se iban a aumentar los fondos para seguridad. Nada de eso ha ocurrido. Es hora de dejar de prometer y comenzar a realizar. Los bienes y la vida de las personas es lo que está en juego y, con mucha desazón y algo de bronca, a veces sentimos que están jugando con nosotros.
Hablan el Sr. Intendente y sus funcionarios de la ciudad de 12 meses. El mensaje oficial es compartido desde la Provincia y la Nación. En algo tienen razón: Mar del Plata se ha convertido en una ciudad 12 meses insegura, transformándose en una de las ciudades con mayor índice de violencia en la provincia, en número de muertos y heridos a diario.
Cuando se declaró la “Emergencia en Seguridad” en nuestra ciudad, el gobierno municipal entregó a distintos Foros de Seguridad, Sociedades de Fomento, taxistas y remiseros, entre otros, teléfonos celulares (nextel) para que haya una comunicación fluida con el personal policial que se encuentra en las distintas cuadrículas barriales y en la Sala de Monitoreo de avenida Libertad y La Rioja. Ahora, la decisión de desmantelar la red vecinal de alertas, dejando incomunicados de un día para otro a las 82 cuadrículas, suma un problema más. Por ello, resulta imprescindible reponer los teléfonos que poseían los patrulleros, que resultaban esenciales para la comunicación vecino-policía y contribuían a la prevención del delito. Es necesario, además, fortalecer los foros vecinales de seguridad, tomando muy en cuenta sus opiniones, fruto de la participación comunitaria tan declamada y tan poco incentivada.
Para finalizar, hago mías las palabras de alguien que, recientemente y sobre este tema, afirmó: “mientras siguen aumentando los índices de inseguridad y la violencia en Mar del Plata, aquellos sistemas que se implementaron en plena emergencia hoy son cortados y parece que no sirven. Esto demuestra una vez más la improvisación y la falta de ideas que tienen los funcionarios en materia de seguridad. Así nos va”.
Hoy, dos meses después, preocupan sobremanera las declaraciones sobre el tema que han hecho funcionarios del gobierno nacional. El Jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, atribuyó a “una estrategia de la derecha” la difusión de informaciones sobre los hechos de inseguridad ciudadana. El Jefe de Gabinete, entre otras cosas, calificó a la inseguridad como “un fantasma” y habló de “una estrategia de la derecha”. A Abal Medina le preguntaron en qué situación estaba el país en materia de inseguridad, según los datos disponibles y en términos relativos en relación con Latinoamérica, y cómo se estaba trabajando, a lo que respondió, textualmente: “se trabaja todo el tiempo. Y es un poco lo que la Presidenta hablaba de la cadena del miedo: un mismo hecho que lo repiten una y otra vez y que la gente tenga miedo de que si sale a la calle la van a matar”.Y siguió diciendo, siempre sin dar los datos estadísticos que se le pidieron: “es una estrategia muy aplicada por la derecha en el mundo en general, para pegarle a gobiernos nacional populares que buscan la inclusión, empezar a agitar un fantasma que después no pueden demostrar con datos, porque ante la ausencia de datos lo que ponen son imágenes que se repiten y uno ve el mismo hecho repetido las 24 horas del día como si ocurriese 24 veces y así se va generando esta intención de producir el desánimo y terminar con la autoestima de los argentinos”. Luego de las críticas a sus dichos, aseguró ayer que fue “descontextualizado”. Su antecesor en el cargo, el ahora senador Aníbal Fernández, optó días atrás por desandar opiniones sobre la inseguridad y terminó admitiendo que “no es una sensación”.
Por su parte, las declaraciones que hizo la ministra de Seguridad de la Nación, Nilda Garré, sobre un supuesto descenso de los índices de criminalidad, primero chocaron contra la realidad y luego contra el rechazo airado de la oposición. “Los resultados que están viéndose tienen que ver con una disminución en las tasas de criminalidad que teníamos”, aseguró. La ministra dijo, además, que la seguridad es un “tema complejo, más cambiante, permanente y existe en la agenda de la mayoría de los países como uno de los temas más importantes”. También reconoció que existen otros tipos de delitos que no están directamente asociados con lo que hoy por hoy se llama inseguridad, sino con la corrupción, el acoso laboral o la explotación. Si bien la ministra habló del delito, luego, como quien quiere minimizar la cuestión se justificó diciendo que “en la Argentina, el homicidio, el delito más violento y visible, está muy por debajo de otros países latinoamericanos” y que lo mismo ocurría con los asaltos a mano armada. Como dice la vieja frase “consuelo de muchos, consuelo de tontos”. Luego Garré hizo un balance de su gestión y dijo que aumentó considerablemente el número de policías en la calle, y que se notaba una disminución de la violencia en los delitos en los últimos tiempos en la ciudad de Buenos Aires, diferenciándose así de la situación en la Provincia de Buenos Aires.
Las voces críticas no demoraron en llegar. Desde el Radicalismo, el vicepresidente de la Comisión de Seguridad Interior de la Cámara de Diputados de la Nación, Miguel Bazze (UCR), declaró que “seguir negando la realidad no es el camino”. Además, y sobre el tema en cuestión, al referirse a las respuestas que brindaron las autoridades en relación a las salidas irregulares de los presos para participar de actividades político-culturales organizadas por una agrupación política afín al Gobierno, el diputado nacional sostuvo: “los hechos detallados por el periodismo respecto de los beneficios concedidos a algunas personas condenadas por la Justicia son realmente graves porque denotan un pésimo funcionamiento del sistema”. “Sin embargo, es aún peor la actitud del Poder Ejecutivo Nacional al intentar justificarlos”.
Y continuó: “es escandaloso que desde el máximo nivel del Estado se pretenda explicar semejante barbaridad y falta de respeto al conjunto de la sociedad. Sólo una formación política con importantes desvíos autoritarios puede avalar que alguien que está privado de su libertad por haber cometido un crimen tenga beneficios por pertenecer a una agrupación política vinculada al Gobierno”. Asimismo, el legislador radical indicó: “es casi como considerar que debe existir una Justicia distinta, más permisiva, con penas atenuadas, para quienes militan o participan de actividades organizadas por el partido oficialista”.
“Si al gravísimo problema de la falta de seguridad que existe, más allá de las irresponsables declaraciones de algunos funcionarios que evidentemente ignoran la realidad, ahora le sumamos que las penas se cumplen con relatividad, entonces la situación inexorablemente se terminará complicando”, finalizó.