Luis Martín el director de Servicios del ENOSUR, secretario gremial del Sindicato de Camioneros y delegado de la empresa Scor – Dina, quedó detenido tras las primeras averiguaciones acusado de amenaza con arma de fuego. Martín quien heredó el sillón de Héctor Martínez (actual diputado provincial) fue luego liberado, aunque debió permanecer varias horas en calidad de demorado en la Seccional 12ª.
Luis Martín es un compromiso político del intendente Pulti, que no cumple funciones de acuerdo a su rango en el organigrama municipal, es el pago político y económico que es soportado por los contribuyentes marplatenses, sin que a la oposición se le mueva un pelo. Martín es el hombre de Hugo Moyano en Mar del Plata, dentro de la organización gremial y percibe haberes como funcionario municipal, secretario General del Sindicato de Camioneros y como delegado de la empresa Scor Dina, aunque en este caso por corresponderle por sus fueros gremiales.
Junto a Martín se desplazaban a bordo de sendos automóviles Bora, otros dirigentes del gremio de camioneros y tanto las amenazas como la exhibición de un arma de fuego, fueron observadas por Ramón Lorenzo “Toto” Alderete que mantiene una dura disputa interna gremial con el oficialismo representado por los integrantes de la línea Moyano Conducción.
Los detalles de los hechos fueron registrados y publicados con documentación y fotografías por maraustralis.com, un medio de difusión de Comodoro Rivadavia, que se ocupa de un especial seguimiento de la interna que existe dentro del sindicato del secretario General de la CGT Hugo Moyano.
maraustralis.com dice en su volanta “El mensaje mafioso”: “Borrate porque te vamos a cagar tiros”
“Hoy a la mañana (por ayer) – dice la publicación – alrededor de las 10, el secretario gremial de la filial Mar del Plata de Camioneros amenazó de muerte a un “disidente”, que forma parte de la oposición a Hugo Moyano dentro de esa organización. En uno de los dos coches que cortaron la marcha del camión habría estado, también, el actual Secretario General de la filial de Camioneros, Luis Martín -quien además es funcionario municipal recientemente nombrado por Pulti-. La denuncia se radicó en la Seccional Décimo Primera.
Esta edificante frase lanzada por un corpulento personaje que, luego se supo, era Juan Carlos Vargas, secretario gremial de la filial Mar del Plata del sindicato de Camioneros que lidera, en el ámbito nacional, Hugo Moyano. La recibió Luis Alberto Salomón mientras conducía un camión por las calles de la ciudad, a más de 30 cuadras del centro. ¿Había habido algún problema de tránsito y el irascible sujeto amenazó con “cagar a tiros” al conductor del camión?
No. Fue otro de los tantos aprietes que tanto Salomón como, principalmente, Toto Lorenzo reciben periódicamente de la actual conducción de la filial Mar del Plata que no les permite ser “opositores” dentro del unicato moyanista.
Pero no fue el mencionado Vargas suelto por azar y en un rapto de enjundia errada quien avanzó sobre el asombrado Salomón. Fueron dos coches con varios pasajeros a bordo quienes realizaron una perfecta maniobra de pinzas -uno a la derecha y el otro del lado del conductor del camión- para cortar la marcha del vehículo mayor. Cuando éste se detuvo, ahí se bajó Vargas de un Bora Gris con vidrios polarizados para amenazar de muerte a Salomón.
Los pasajeros de los demás rodados serían Martín Desimone, pro-tesorero del Sindicato de Camioneros (delegado de la empresa Coca Cola); Hernán Martín (vocal seccional y delegado de MACO empresa de transporte de caudales); Juan Sánchez (delegado de Quilmes); Fidel Ávila (del. empresa 9 de Julio); y también habría estado como integrante de la patota Luis Martín, actual Secretario General de la filial Mar del Plata del Sindicato de Camioneros (así como funcionario municipal y representante de la empresa de la que era delegado gremial, Transporte Scordina).
Nuestro corresponsal hizo algunas tomas fotográficas que, ex-profeso, dejamos borrosas en tanto surgir acto procesal penal –careo– por la denuncia que Salomón formuló esta mañana en la Seccional de Policía y que luego pueda aducirse que el “reconocimiento” de tal o cual se hizo a través de las fotos.
De todas maneras, en una de ellas -más borrosas aún por las gotas de lluvia secas sobre el vidrio de la ventana del sector de Guardia de la Seccional que da al patio donde se encontraban los demorados- se puede ver con bastante exactitud que uno de los hombres, lleva un chaleco muy parecido al característico de “Camioneros”. ¿Otro lo usaba y no un integrante del Sindicato? Claro… y el 5 de enero ponemos pasto y agua para los camellos de los reyes magos…
De todos modos hay varias cuestiones que quedan en evidencia con este accionar de los ocupantes de los dos coches que encerraron al camión de Salomón así como que se estacionaron, uno en cada esquina y apuntando a la casa del mencionado, cuando éste llegó a su domicilio con el camión. Que allí fue cuando, con buen criterio, se llamó a la policía.
Este es uno más de los eslabones de la cadena de patoteadas mafiosas que llevan a cabo lúmpenes marginales mentales bajo la batuta o permisividad o ¿desinformación? de Hugo Moyano. ¿Quién más se animaría a realizar, por las suyas y sabiendo que le colgarán el sayo al capo di tutti capi, un hecho de naturaleza delincuencial?
Pero si bien lo de Moyano, Hugo es así como última responsabilidad, a Luis Martín se le desbocó la tropa –o él mismo está desbocado por el grado de impunidad que percibe en su entorno-. Porque nadie en su sano juicio puede avalar, aceptar, menos impulsar una acción de “apriete” como la que llevaron a cabo los ocupantes de los dos vehículos Bora. Porque ambos encerraron al camión y ambos lo siguieron hasta que se estacionó frente al domicilio de Salomón. “Manyamiento” al que puso fin la llegada del móvil policial.
Por lo tanto, no es un hecho delincuencial aislado el que protagonizó Vargas y los otros, sino un eslabón más del constante y permanente ataque, aprietes y amenazas que reciben tanto Toto Lorenzo como así también sus numerosos seguidores.
¿Cómo sigue esta historia? En algún momento la Justicia tendrá que hacer lo que sugería Ulpiano en tanto “dar a cada uno lo suyo”. El tema es que sea tan equidistante que aunque el que deba terminar bajo la tutela del Servicio Penitenciario fuera un “peso pesado” del sindicalismo y el que obtenga la “razón” por vía de una sentencia fuese un ciudadano de a pie, igualmente diese a cada cual lo suyo: a uno, cárcel y al otro, dignidad.