El presidente Alberto Fernández se reunió ayer con la cúpula de la iglesia católica argentina por primera vez desde que se sancionó la Ley de Interrupción Legal del Embarazo, un gesto de reacercamiento que se enmarcó en el tradicional saludo de fin de año, que el año pasado no se había realizado.
Según informó la Casa Rosada, Fernández recibió al presidente de la Comisión Ejecutiva de la CEA, monseñor Oscar Ojea, acompañado por el canciller Santiago Cafiero, el secretario de Culto, Guillermo Oliveri y el ministro del Desarrollo Social, Juan Zavaleta.
En representación de la Conferencia Episcopal participaron también los vicepresidentes primero, monseñor Marcelo Colombo, y segundo, monseñor Carlos Azpiroz Costa, el secretario General, monseñor Alberto Bochatey, y el director de Comunicación y Prensa de la Secretaría General, presbítero Máximo Jurcinovic
En lo formal, la visita se produjo en el marco de la 189 conferencia episcopal argentina, que se desarrolla desde ayer. Y tuvo protagonistas clásicos: tanto desde la cúpula eclesial como desde el Gobierno, que sentó además de los funcionarios del área al ministro encargado de la asistencia social, un área que le preocupa especialmente a la Iglesia.
La cuestión de la pandemia también estuvo presente, pero los prelados pusieron especial énfasis en las dificultades económicas que atraviesa buena parte de la población, especialmente los sectores más vulnerables.
Pero en el plano simbólico, la reunión significó una señal de reacercamiento, luego de que quedara suspendida el año pasado, en medio del tratamiento parlamentario de la ley de aborto, que el Senado terminó por aprobar el 30 de diciembre. Desde ese momento, además, no hubo hasta ahora ningún encuentro de máximo nivel institucional entre el Ejecutivo y la conducción de la Iglesia, aunque el diálogo entre Ojea y Oliveri nunca se cortó.
Entre los temas que más preocupan a la Iglesia, se destaca la presentación de un proyecto para regular la eutanasia en la Argentina que realizaron los legisladores radicales Alfredo Cornejo, Jimena Latorre y Alejandro Cacace.
La iniciativa busca regular el derecho de toda persona en solicitar a la asistencia y recibir la ayuda necesaria para morir cuando se encuentre sufriendo enfermedades graves e incurables, como también un padecimiento crónico e imposibilitante. La iniciativa generó mucho ruido en el interior de la Iglesia y aumentó la preocupación, además de generar un fuerte malestar.
Si bien es un tema que proviene de la oposición, a la Iglesia le interesaba saber la postura del Presidente y del gobierno nacional respecto a este tipo de norma. Esperan no tener que librar una nueva batalla -como lo fue durante el debate del aborto- en el 2022. (DIB)
