El tren que une Plaza Constitución tardó en llegar 11 horas a raíz de un percance y rotura de su locomotora, mientras que por vía terrestre la normal circulación se vio alterada por el corte cada 15 minutos de afiliados al SIMAPE en el marco del conflicto que mantiene con las cámaras empresarias de la pesca por la falta de acuerdo salarial.
Cómo es lógico todos estos trastornos lo sufrieron miles de pasajeros y turistas que legaban a la ciudad a disfrutar de unas horas de descanso. Ni lo de los trenes ni lo de las protestas sobre la autovía son problemas nuevos sino que llevan años, sin resolverse.
Seguramente hoy la presidente de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, el gobernador Daniel Scioli y el intendente Gustado Pulti aprovechando el festejo patrio, exaltarán la figura de los protagonistas del 25 de mayo de 1810, apelarán a la sensiblería baja y a la fibra íntima de un pueblo que ya ha entrado en el hartazgo, por una sucesión de embaucamientos insoportables, a las que pretenden someter a los argentinos, como esta nueva medida que prácticamente impide irse del país, aún de vacaciones.
También los vuelos de Aerolíneas Argentinas que debían partir de Aeroparque no habían salido y se hallaban demorados, cancelándose posteriormente, estimándose en tres horas las demoras, siempre y cuando los aviones partieran, como ocurrió con periodistas que llegaban a esta ciudad para cumplir con sus funciones profesionales, provenientes de la Capital Federal, y que tenían como misión realizar filmaciones y recoger testimonios sobre el caso Amado Boudou, que se iban a realizar hoy en nuestra ciudad, para ser emitidas en el programa del domingo que conduce Jorge Lanatta.
