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Fassi contra la AFA: una lucha por la transparencia del fútbol argentino

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La controversia en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) escaló a niveles inesperados tras la solicitud de Talleres de Córdoba de suspender las elecciones anticipadas, prevista para octubre de este año. Andrés Fassi, presidente del club cordobés, lideró este reclamo, buscando que las elecciones se realicen dentro del período correspondiente y que haya espacio para un debate democrático que defina el futuro del fútbol argentino.

La respuesta desde la cúpula de la AFA no tardó en llegar, con Pablo Toviggino, tesorero de la entidad, lanzando una dura crítica hacia Fassi a través de redes sociales, utilizando un tono irónico y despectivo, comparando su discurso con el del presidente, Javier Milei, que dejó en claro la tensión existente.

Andrés Fassi ha sido una voz crítica dentro del fútbol argentino, señalando las falencias de una gestión que, según él, carece de transparencia y de una verdadera visión de futuro. Su decisión de llevar el tema a la Inspección General de Justicia (IGJ) no es más que un paso en su lucha por democratizar los procesos en la AFA. Según Fassi, la anticipación de las elecciones —un año antes de lo que correspondía— limita la posibilidad de que otros clubes propongan candidatos alternativos y condena al fútbol argentino a la continuidad de una gestión que, en su opinión, no supo enfrentar los problemas urgentes del deporte.

La solicitud de Talleres ante la IGJ es clara: piden que se suspenda la Asamblea del 17 de octubre y que se permita un proceso más amplio y democrático en el cual todos los actores del fútbol argentino puedan participar y proponer un proyecto que beneficie al deporte en su conjunto. Sin embargo, la respuesta de la AFA ha sido rápida y contundente, intentando desacreditar a Fassi y a su club con descalificaciones públicas, como las realizadas por Toviggino.

El comunicado de Toviggino en redes sociales, en el que compara irónicamente a Fassi con el presidente Javier Milei y descalifica el reclamo del club cordobés, refleja una falta de voluntad para el diálogo y el debate serio que tanto necesita el fútbol argentino. En lugar de responder con argumentos sólidos, desde la AFA optaron por atacar personalmente al presidente de Talleres, señalando que su accionar es una especie de “teatro” político.

Este tipo de respuestas no solo desvirtúan el reclamo legítimo de Talleres, sino que también ponen en evidencia la falta de disposición de la dirigencia de la AFA para enfrentar los cuestionamientos con responsabilidad.

Fassi dejó en claro en varias oportunidades que su lucha no es por intereses personales, sino por el bien del fútbol argentino. Su postura a favor de un proceso electoral más justo y abierto es algo que debería preocupar a todos los clubes, independientemente de su tamaño o influencia en el escenario nacional.

El hecho de que la AFA haya decidido anticipar las elecciones sin consulta, muestra una falta de respeto hacia las instituciones que, como Talleres, buscan un cambio. Además, la exclusión de clubes como Estudiantes de La Plata del próximo comité ejecutivo —mientras se incluyen a otros que se alinean políticamente con la actual gestión— solo alimenta más las sospechas de que estas elecciones están diseñadas para perpetuar un sistema que no escucha las voces disidentes.

Si bien Tapia consolidó su liderazgo con el apoyo de muchos clubes, el reclamo de Talleres pone sobre la mesa la necesidad de repensar cómo se toman las decisiones en el deporte más popular del país.

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