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Estadio José María Minella: cuánto pierde Mar del Plata por su estado actual

La historia del Minella siempre estuvo repleta de problemas estructurales que atentaron contra el correcto desarrollo de sus actividades. Inundaciones, luces sin funcionamiento, goteras en el estacionamiento y problemas en el césped han sido trabas constantes en, al menos, los últimos 40 años.

Actualmente, el problema más grande que tiene el estadio es la clausura de su platea cubierta, que impide ofrecer un aforo completo. Esto genera que, por ejemplo, la venta de entradas al público visitante esté suspendida hasta nuevo aviso, y se complique el trabajo de prensa, dirigentes y personal de limpieza por igual.

La importancia del Mundialista para Mar del Plata

La Feliz es, sin dudas, uno de los destinos vacacionales por excelencia en Argentina. Gran parte de los oficios locales dependen del turismo, sobre todo de Buenos Aires y otras provincias del país. Históricamente, visitar el José María Minella para disfrutar de uno de sus torneos de verano fue uno de los mayores atractivos de la ciudad. Hoy, a costa de la desidia, falta de presupuesto y nulo mantenimiento al estadio, estos eventos son apenas un lejano recuerdo para la memoria colectiva de los marplatenses.

Los torneos de verano se habían convertido en un evento icónico de la ciudad. Gente de todo el país se acercaba a la localidad costera a seguir a su equipo, sobre todo en los clásicos Boca – River, Independiente – Racing o Estudiantes – Gimnasia, entre muchos otros. Todos estos partidos atraían una gran masa de simpatizantes, que aprovechaban el viaje para vacacionar en la zona.

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Sin embargo, estos torneos no eran el único momento donde los hinchas de todo el país hacían acto de presencia en el Minella. Para los comerciantes locales, era fundamental el turismo fuera de temporada, y el público visitante que se presentaba tanto en partidos de Aldosivi como de Alvarado era de mucha ayuda. Así lo cuenta Victor Molinero, periodista que cubre el fútbol marplatense hace más de 20 años; “Hoy Mar del Plata está perdiendo muchísimo turismo durante el año. En el 2014, cuando Aldosivi estaba en la B Nacional, siempre que tocaba jugar con Ferro, Chacarita o Chicago, eran clubes que traían, de mínima, 4000 personas. Y ni hablar cuando equipos como Gimnasia, Rosario Central o River jugaron el ascenso. Esa era gente que se hospedaba en la ciudad, salía a cenar, iba al casino, se llevaba un souvenir(…) Al no haber público visitante, todo eso se ha perdido ”, contó en diálogo con Portal Universidad.

Vito Amalfitano es una de las personas que, en el último tiempo, más ha luchado por la puesta en valor del Mundialista. Durante su tiempo como concejal por Unión Por la Patria, presentó junto a su equipo 6 proyectos que buscaban ese mismo objetivo. Pedidos de informe sobre el estado del estadio; la institucionalización de los clásicos torneos de verano; una unidad de gestión conjunta entre el municipio, la provincia y la nación para hacerse cargo de las refacciones; o incluir a Mar del Plata dentro del programa de fortalecimiento de escenarios deportivos, lo cual brindaría la inyección financiera necesaria para, al menos,  comenzar con los trabajos. Ninguno de estos pedidos tuvo respuesta por parte del Municipio.

El ex concejal y periodista marplatense explicó cuánto pierde Mar del Plata por el presente del que supo ser una de las razones de orgullo para todos los locales. 

Tal como menciona Amalfitano, las condiciones del estadio impiden que este sea considerado como sede para partidos de cruce en Copa Argentina o Copa de La Liga. Sin ir más lejos, uno de sus estadios “hermanos” también construidos para el Mundial de 1978, el ahora llamado Mario Alberto Kempes de Córdoba, recibió el Boca – River de los cuartos de final de copa de la liga el pasado abril. Según contó para La Capital Darío Capitani, presidente de la Agencia Córdoba Turismo, el movimiento generado por el superclásico significó un ingreso cercano a los 4 mil millones de pesos  para la economía local.

De cualquier forma, pareciera que las capacidades actuales del Minella, aún si estuviera en buenas condiciones, no permitirían albergar la masa de público que ingresó al Kempes. Ahora bien, esto no debería haber sido un impedimento para, por ejemplo, recibir los otros cuartos de final de la copa de la liga, que enfrentaron a Vélez y Argentinos Juniors. El partido terminó jugándose en el Estadio Único de San Nicolás, que cuenta con una capacidad significativamente menor a la del Minella: Se vendieron aproximadamente 20 mil entradas, frente a las hipotéticas 35 mil que podría haber ofrecido un Estadio Mundialista en plenitud.

Por su potencial, Mar del Plata no debería limitarse a soñar únicamente con albergar partidos de fútbol local. Allá por octubre del 2023, cuando aún no se conocía el que finalmente sería formato del Mundial 2030, la ciudad fue incluso barajada como una de las posibles sedes debido a su tradición futbolera y gran estructura hotelera. El sueño duró poco, en parte por el destino que terminó tomando la sede – Argentina solo hospedará un partido de fase de grupos, posiblemente en el Monumental – y en otra por el gran nivel de inversión que requeriría la puesta a punto del estadio.

Una oportunidad como esta hubiera posibilitado eventos históricos para la ciudad, tal como ocurrió en su apertura para el mundial de 1978. La llegada de Pelé al Minella, el famoso incidente que terminó con la selección francesa  vistiendo la indumentaria de Kimberley, o el combinado húngaro hospedándose en Chapadmalal, son sucesos únicos que han quedado grabados en la historia no solo de la ciudad, sino del mundo del fútbol en general.

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Más allá del torneo que se dispute, la chance de albergar un partido de la Selección nacional – y aún más teniendo en cuenta que Messi aún no ha pisado este estadio, como si lo hicieron Pelé o Maradona – supondría un impulso total en términos de publicidad y turistas. Gustavo Farías, periodista especializado en el fútbol cordobés y director del museo del deporte en la misma ciudad, sostiene que estos encuentros son vitales para el desarrollo de la economía local.

Si bien es cierto que actualmente el estadio Mario Alberto Kempes es de carácter provincial, cabe destacar que esto no siempre fue así. Por más de 20 años, el domo supo depender del municipio – al igual que el Minella – , pero esto no significó un problema para el mantenimiento del mismo. Según contó Farias, desde la apertura en 1978, el entonces “Estadio Córdoba” siempre estuvo sometido a modernizaciones, refacciones y constantes labores de mantenimiento.

Los trabajadores municipales, en la lucha por mantener un Minella en condiciones

El estadio es apenas un borroso reflejo de lo que supo ser. Goteras por doquier, instalaciones derruidas, iluminación defectuosa y asientos rotos son algunas postales del estado actual del Mundialista.

El personal municipal apenas da abasto para solucionar todos los problemas. “Actualmente somos un equipo de, con suerte, 8 personas. Cuando entré a trabajar al estadio, hace 25 años, no bajaba de los 20 trabajadores municipales que estaban día a día en el Minella. A lo largo de los años, la gente se va jubilando y no hay ningún tipo de política para que se repongan esos puestos”, comentó el jefe del estadio, Marcelo Urquia.

Lógicamente, no se llega a esta situación de un día para el otro.“Este tipo de estructuras requieren una política de mantenimiento constante, que en los últimos 40 años prácticamente no ha  existido. Esto ha llevado a una decadencia no sólo en cuanto a la parte estética, sino también en la pérdida de funcionalidad de varios sectores”, contó Urquía.

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Todos estos inconvenientes están abarcados dentro de la misma problemática: la falta de presupuesto. Hoy por hoy, el estadio no es ni mucho menos autosustentable debido a la prácticamente nula inversión por parte de los privados. Si a esto le sumamos que, a raíz de la ordenanza de apoyo al deporte promulgada en el 2014, se exime a los clubes profesionales marplatenses de pagar derechos de uso y gastos operativos por utilizar el Minella; y que la AFA no aporta ningún tipo de ayuda económica al municipio, no es difícil comprender por qué las cuentas siempre terminan con un preocupante tinte rojo.

Trabajar en el Minella, una labor cada día más complicada

Con la clausura de la platea techada, se vio completamente inhabilitado el espacio en el que invitados, directivos y prensa miraban los partidos, por lo que estos grupos tuvieron que ser reubicados. Víctor Molinero, periodista que cubre las campañas de Aldosivi y Alvarado para La Capital, comentó que su labor se ha tornado cada vez más complicada a raíz de este inconveniente.  “Hoy por hoy, tenemos que acomodarnos en las pocas cabinas que tienen el techo reforzado y siguen habilitadas. Yo, que soy prensa gráfica, tengo que compartir espacio con la gente de radio, con todas las complicaciones que eso genera. Ni hablar de que las cabinas tampoco están en el mejor estado. Te encontrás enchufes que no funcionan para conectar los dispositivos y hay que utilizar la misma entrada entre 3 o 4”, expresó.

Debido a estos cambios, la toma de testimonios también es más compleja. “Por estar en las cabinas, ya no ves a los directivos y demás personas que antes estaban en la zona de plateas y podrías hacerle una nota. De la forma que está organizado ahora, se vuelve difícil acercarse a las personalidades que antes estaban al alcance de uno”, señaló el periodista.

De igual forma, los profesionales de fuera de Mar del Plata también se han visto imposibilitados de acceder al estadio para cubrir los encuentros. En palabras de Victor Molinero, “Ni Aldosivi ni Alvarado están capacitados para recibir prensa visitante, y los medios nacionales no pueden venir a hacer la cobertura del partido. Cuando les comentas esto a colegas del país, que viajan de acá para allá para cubrir a su equipo, directamente no lo pueden creer”.

Finalmente, Molinero se mostró muy preocupado por la imagen que está dejando Mar del Plata. “Desde la tribuna en la que me toca trabajar, veo tribunas rotas, un estadio super deteriorado. Antes, cuando venían equipos a jugar contra Aldosivi o Alvarado, vos veías a los rivales sacándose fotos con el estadio. Era el escenario donde se habían jugado mundiales, que lo había pisado Maradona… Hoy no existe ese tipo de reacción”, comentó.

En definitiva, el estado actual del José María Minella no solo atenta contra el potencial turístico de la ciudad, sino que complica y mucho la labor de quienes trabajan por, para y en base al mismo. Si bien hace ya casi dos años que el Intendente Guillermo Montenegro anunció un plan en conjunto con AFA para refaccionar el estadio, y se muestra optimista en cada ocasión que le preguntan sobre el tema, la realidad es que aún no hay novedades concretas sobre este proyecto. Y, mientras tanto, Mar del Plata continúa perdiendo.

Por Santino Soru

PortalUNMDP

 

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