Cuando se conocieron las primeras informaciones del Festival de Cine de Mar del Plata, hubo una que llamó la atención. Sobre todo porque por estas tierras no se sabía mucho. Tal vez guardado bajo cuatro llaves durante varios días, el misterio se resolvió: la ciudad finalmente contará con una sala de cine 3D en el espacio del Ambassador 1.
El tema es así: durante el Festival se realizarán una serie de proyecciones especiales (allí se repasarán las ya estrenadas Boogie, el aceitoso; Bolt, un perro fuera de serie; Fuerza-G; Up, una aventura de altura y se verán los cortos Big Bang; El sistema solar en una cancha de futbol; Salva tu planeta y Cerebro); pero la sala comenzará a funcionar como lugar de estrenos a partir del 3 de diciembre con Los fantasmas de Scrooge, la adaptación de Dickens que hizo Robert Zemeckis con la actuación de Jim Carrey.
Desde hace un par de años el cine en 3D se convirtió en una realidad cotidiana. En cierta forma es un fenómeno que tiene varias décadas (el primer aparato data de 1922), pero ahora logró una calidad técnica única. Quienes recuerden aquellos lentes mitad rojo mitad azules, sepan que se enfrentan a otra cosa. Aunque hay que aclarar que esta técnica todavía se utiliza más como un fenómeno de circo novedoso, antes que como algo con cualidad artística. A no desesperar, estamos en sus inicios.
Si bien como decíamos hace un par de años que el país cuenta con salas 3D, la ciudad aún carecía de ellas, imposibilitándole a los espectadores disfrutar completamente varios estrenos. Este 3D reemplaza a la estereoscopia (así se llama la técnica) tradicional, logrando que se trabaje tanto la profundidad de campo como el primer plano con una calidad de detalle singular. Así las películas dan la sensación de desbordar la pantalla, adquieren relieve, se vuelven táctiles.
Claro está que el 3D es vendido como un avance tecnológico que modifica la experiencia de ver el cine. Sí señor, lo es. Pero no se debe dejar de señalar que también en el apuro por filmar “todo” en 3D se adivina un fin administrativo: con la posibilidad de bajar películas por Internet de manera gratuita, el público se ha alejado de las salas. El 3D entonces incorpora un elemento llamativo y distintivo, imposible de disfrutar en el hogar, y se genera la necesidad de volver al cine.
Mas allá de lo que haya motivado esta revolución tecnológica, vayamos a lo práctico: la gente y las películas. Se mencionaron las que se verán en el Festival de Cine. Pero a partir del 3 de diciembre (es decir… 3D) se empezará con los estrenos comerciales de cada semana. Se mencionó Los fantasmas de Scrooge, el debut con este sistema, que es una nueva incursión del director de Forrest Gump en la técnica de captura de movimiento como en El expreso Polar o Beowulf.
Posteriormente los primeros meses de 2010 nos brindarán varias de las películas más esperadas: el 1º de enero llegará la esperadísima vuelta del enorme James Cameron con Avatar, y en marzo los fanáticos de Tim Burton podrán ver la adaptación que hizo de Alicia en el país de las maravillas. En el medio, en febrero, se reestrenarán Toy Story 1 y Toy Story 2, preparándose para lo que será en el invierno Toy Story 3.
En cuanto a la parte técnica, la empresa Cinemacenter informó que ha incorporado el proyector digital Christie´s CP2000-SB junto con un sistema de almacenamiento de películas y conversión a 3D de Dolby. Además se han realizado cambios para mejorar el sistema acústico y la estética de la sala, y se ha cambiado la pantalla. La sala elegida es la del Ambassador 1 -Córdoba entre San Martín y Luro- que cuenta con 500 localidades: allí los espectadores recibirán al ingresar las gafas polarizadas que permitirán experimentar la profundidad y el realismo de las 3 dimensiones.
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