Por Virginia Ceratto
Para quien tuvo el privilegio de aplaudir el unipersonal Solo como una perra o lo haya visto en sus intervenciones de TV, el reencuentro con Juan Pablo Geretto no es una cita a ciegas, uno/a sabe que ahí se suceden la ternura, la inteligencia y la calidad.
Escrito por el mismo actor, perdón Actor, y con el respaldo de Chiqui González y Ana Sans, Como quien oye llover es, más que un unipersonal, una invitación a la plenitud, esa que se alcanza cuando se han explorado los sentimientos, y el tiempo irrecuperable del presente, al menos por dos horas, se convierte en lo que secretamente nuestro corazón pide.
Ya desde el ingreso a la sala, la impecable y despojada escenografía, anula la dicotomía entre fondo y forma, porque ese acento en la esencia se amalgama con la actuación y el resultado de esa ecuación de suma infinita es, ni más ni menos: poesía. Poesía que transfigura lo cotidiano y le otorga singularidad propia.
Juan Pablo Geretto se regala generoso a tres mujeres, tres madres a las que le pone el cuerpo en un nivel superlativo -ya que la entrega es absoluta- y es entonces en donde el teatro obtiene, recupera su condición de rito. Como en una bacanal estas mujeres se suceden para alimentarnos sin medida, con lo mejor y lo peor, con el dolor y la esperanza, con el abatimiento y el amor. Sobre todo el amor. Mientras, Geretto transita entre una y otra y borda la verdad de cada una con la que él mismo quiere contar. Porque se trata de historias de tal carnadura que alejan el espectáculo de cualquier impostura y hacen a estas mujeres inolvidables: Ana María, Nelly, la bombonaza bonita encorsetada en lycra.
Inolvidables, porque Geretto las ama, las lleva escritas en el cuerpo desde el pulso fuerte de su alma.
Hay un leitmotiv que se repite con cada una: por esto y por lo otro, “ella siempre va a contar comingo”.
Y por esto y por lo otro, el Teatro siempre va a contar con Geretto. Por esto y por lo otro, Geretto siempre va a contar con la emoción del espectador.
Juan Pablo advierte las muchas palabras que empiezan con “m”: mamá, milagro, magia, muerte… Maestro también, Geretto, maestro también. Por eso te aplaudimos de pie, porque te das como un cielo abierto, porque sabemos que recordaremos mucho tiempo este unipersonal en el sentido estricto de la etimología, re = 2, cor/cordis = corazón. Entonces: pasar dos veces por el corazón.
Imperdible.