El intendente Guillermo Montenegro juega su partido en un equilibrio inestable, con todo lo que ello significa en el desmadre que sufren tanto el PRO como LLA. Cúneo Libarona no deja de sumar cuestionamientos y puede formar parte de los 170 funcionarios que han partido del oficialismo en apenas 13 meses de gestión.
¿Quién se anota? El intendente marplatense ahora también conocido en la ciudad como Luro y Córdoba, porque cualquier colectivo lo deja bien. No lo conmueve ni la crisis de la pesca ni el déficit de la balanza turística, es un mar de contradicciones, pese a lo cual, aspira y suena como eventual reemplazo del ministro de Justicia de la Nación, Mariano Cúneo Libarona, a quien ya le han formulado un pedido de juicio político.
No es un secreto que Montenegro no tiene Plan B, sólo es hallar el hueco para formar parte del masivo despegue de acompañantes del ingeniero Mauricio Macri, quien se va quedando solo, apelando a todo tipo de eufemismo para no romper y brindarse como un aliado necesario, sin que se lo reconozcan sino que incluso hasta los destraten con vehemencia. Dicen – sin confirmar – que en su cometido también es alentado por quien define como su único socio local, el senador nacional Maximiliano Abad, que también arrima sus fichas en ese sentido. Le dicen acumulación de poder político.
Y ha trascendido que sólo falta el pláceme del primer mandatario para que se sume al gabinete nacional, teniendo en cuenta sus antecedentes como juez de Comodoro PY, y que también está alineado en la causa pro Lijo como juez de la Corte Suprema de Justicia. No es prolijidad lo que sobre en el entorno presidencial a la hora de ingresos y egresos. No hay pureza, ser genuino tampoco lo salva del despido sin previo aviso, así que esas sobradas condiciones lo ponen en carrera. Y a la hora de ser intrépidas nuestras fuentes observan que es que el propio presidente lo requiere al intendente de la MGP. Tic, tac, tic, tac …..