Diego Maradona necesitó 10.6 segundos para recorrer los 52 metros más cortos de la historia. Pasaron 35 años de la mayor corrida que se vio en una cancha y en paralelo el relato de Víctor Hugo Morales que lo bautizó como “barrilete cósmico”. En el medio quedaron seis ingleses, entre jugadores de campo y el arquero.
Los nombres que se eternizaron por verlo de cerca fueron Glenn Hoddle, Peter Reid, Kenny Sansom, Terry Butcher y Terry Fenwick y en el piso quedó Peter Shilton, el arquero que se animó a quejarse años después por el gol con la mano.
“Pisó la pelota y dio media vuelta, el movimiento tuvo un equilibrio y una clase impresionantes. Fue rápido, demasiado para mí. Sigo teniendo pesadillas con esa jugada. Nunca pensé que un solo partido de fútbol podría tener un efecto tan decisivo en mi vida”, recordó Reid en un Instagram Live brindado hace meses.
Reid, quien desde el 2016 se fue del mundo de la pelota tras ser entrenador en Bolton, padeció la demostración atlética de Maradona en la altura de México DF, con el calor del mediodía y un viento de 12 kilómetros por hora.
A Reid verdaderamente lo marcó y por eso en su autobiografía le dedicó unas líneas para describir su mirada desde un ángulo exclusivo: “Cuando Maradona comenzó la jugada yo estaba ahí, pero él giró entre mi posición y la de Beardsley. La gente dijo que si yo no hubiera estado lesionado, podría haberlo agarrado, pero no había forma”, lamentó.
Su entrada a la cancha estuvo en duda hasta los últimos minutos por un dolor producido por una fractura de su tobillo derecho a causa del estrés. Nunca imaginó que su camiseta, con el 16 en la espalda, y su mirada atónita al ver a Maradona irse, sería parte de los videos y las fotos en la actualidad.
Lo mismo pasó con sus excompañeros, todas glorias del fútbol inventor, y así lo reconoció Terry Butcher, que resultó ser el mortal más cercano en ver cómo entró la pelota al ingresar con Diego al área, cuando en 2008 lo entrevistaron desde el medio británico Daily Mail.
“La mano de Dios fue una cosa anormal. Yo me quedé más enojado por el segundo gol porque me eludió a mí. A todo el resto de los jugadores los superó una sola vez, pero a mí me eludió dos. Pequeño bastardo“, aseguró Butcher, que en ese mismo año lo enfrentó en un amistoso como parte del cuerpo técnico escocés.
Esas palabras no le gustaron a Diego, que con su lengua filosa tiró: “¿Quién es Butcher?”. Maradona estrenó saco de seleccionador esa tarde de noviembre de 2008 y festejó una victoria ajustada por 1-0 con un tempranero gol de Maximiliano Rodríguez.
No todos los recuerdos de Diego resultaron tormentosos. Steve Hodge no sólo ama al astro, sino que se quedó con su camiseta y lo contó públicamente el 27 de diciembre del año pasado, a un mes del fallecimiento del argentino.
“La cambié al final del partido y me han criticado mucho por eso. Y otros compañeros de Selección se enojaron conmigo”, afirmó ante la BBC Radio Nottingham.
“Ese partido nunca será olvidado en la historia del fútbol. Nunca lo culpé por su gol con la mano. Maradona fue un jugador extraordinario. Era tan valiente como un león. Solía ser pateado en todas partes donde jugaba”, siguió.
Hodge vio cómo se gestó todo. No reaccionó. No pudo. No le dio para retroceder. Lo vio irse con un giro en el que se les escapó rápido a Reid y a Beardsley. Solamente miró.