Deportes, Fútbol

El River de las contrariedades y sentimientos encontrados

No fue lo que esperábamos. La exigencia es extrema, difícil de compatibilizar con los sentimientos. En un torneo de transición, el octavo puesto luego del retorno, tiene gusto a poco. El nuevo objetivo de los 30 puntos y las tres fechas restantes, no dejan margen para que exista un cambio radical ni tampoco tan profundos, que modifiquen el balance de los últimos seis meses.

Ya existen lanzamientos prematuros para la contienda electoral del año próximo. Están acechando como los fondos buitres, cuya mejor inversión es la agitación en los momentos indebidos, para ir por un rédito mezquino. Saben muy bien que el éxito de esta gestión no es su mejor carta, la apuesta es a la desestabilización institucional. Crear ese ambiente, enrarecer y multiplicar ese clima de contagio, al cual lamentablemente es propensa  la concurrencia, cuando River es local y los resultados no se dan.

En todos los órdenes de la vida el factor suerte es primordial, y a la suerte también hay que ayudarla. River una vez más, ha sido desafortunado, no ha ligado. Habrá que revisar el por qué de las lesiones tan similares como graves, cómo para que no vuelva a ocurrir, el capital de River, su patrimonio, son sus jugadores. ¿Cuánto ha perdido River con estas lesiones?

Es necesario evaluar las contrariedades, que han incidido en la suma de puntos, de allí surgen los sentimientos, que desbordan la pasión por River. El nivel del campeonato no supera el nivel de mediocre, y deja una sensación más amarga aún. Ese 2 a 2 en el Monumental, fue muy ingrato, por la propuesta y por la entrega del equipo. El festejo visitante del empate, resultó una demostración elocuente, pero un triunfo en esa 12º fecha, hubiera obrado como una catapulta. Los hinchas merecíamos esa satisfacción, una módica reparación histórica.

El apoyo incondicional, ha sido el fruto del fortalecimiento de los riverplatenses, frente a la adversidad de haber superado el peor momento de la historia.  Quienes hemos acompañado esta gestión, y nos hacemos cargo de ella, somos los que más hemos sufrido esta falta de regularidad y estabilidad, en el juego y en los resultados.

Sólo asaltan las dudas, cuando los rendimientos individuales de las incorporaciones  no han sido los esperados. De todas, sólo el uruguayo Mora, dio el salto de calidad para la jerarquía y la categoría que requiere la institución más prestigiosa y convocante del futbol argentino. Sorprendió la baja perfomance de Lanzini, realmente inexplicable, no se encuentran razones para semejante decepción.

El resto no ha convencido, ni ha rendido, encima el déficit de Trezeguet ha sido notable. En este último caso y por lo que se observa en el campo de juego, no se justifica su continuidad. Las decisiones difíciles en algún momento hay que tomarlas, sino se terminan pagando innecesarios costos políticos. Ya pasó con las dos desvinculaciones luego del retorno. Ahora atravesamos el peso de la responsabilidad del pibe Augusto Solari, y hacerlo debutar y sostenerlo, es una prueba de fuego para el joven jugador y el entrenador. River tiene sus encantos en las divisiones menores, la tabla general y los títulos así lo indican, también la Copa Libertadores obtenida en juveniles.

De lo que resta del torneo sólo me preocupa el partido de la fecha 18 º, el morbo de enfrentar a Lanús y su técnico, creo que es la última oportunidad del año para provocar una sonrisa en el hincha. Después acertar con los refuerzos y las promociones, ya no habrá más margen para las equivocaciones, por más que el camino elegido haya sido el correcto.

En un año de elección de autoridades, se deberá rendir examen fecha tras fecha, andar con el paso cambiado como en este campeonato, se convertirá en un verdadero calvario, sin la necesidad de incorporarle factores extrafutbolísticos, que sin lugar a dudas también existirán. Almeyda está sumando experiencia, esa inversión que hace el club y sus autoridades, debe mantenerse en este proceso, nadie con pergaminos y apellidos famosos en el futbol, garantiza éxitos. Sólo basta observar cómo se han tenido que ir entrenadores que vivieron momentos de gloria, y luego no aguantaron ni 10 fechas. No está demás tampoco observar como es el desarrollo de la división ascenso, para darle el valor que se merece al campeonato obtenido con el premio del retorno a nuestro lugar. No creo en esta nueva versión de Ramón y Emiliano Díaz, modificando el perfil de sus embates para instalarse, es muy lamentable.

No comparto en absoluto que Matías Almeyda deba alejarse de la conducción técnica, no sería procedente que por razones políticas, se admita la llegada de Ramón Díaz que no dejará a River excluido de esta larga cadena de fracasos y papelones que ha venido produciendo últimamente en nuestro país y en el exterior. No estaría demás repasar la foja de Díaz como responsable técnico y comprobarlo. Matías Almeyda surgió como él, y hay que bancarlo por una cuestión de principios. El riesgo se corrió cuando acertadamente se lo eligió, ahora es más fácil mantenerlo, y esperar que los resultados no sean tan esquivos.

Jorge Elías Gómez

jorgeeliasgomez@gmail.com

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