El problema es el álbum, no sólo una foto

El candidato de CAMBIEMOS a diputado provincial, Emiliano Giri trató en vano de despegarse del activista de extrema derecha Carlos Pampillón y de desvincular al mismo del ganador de las PASO, Carlos Fernando Arroyo.

A Giri las fotos comprometidas, lo ubican incurso en un raid en el que desesperadamente intenta posicionar su objetivo de acumular poder político, como una forma de participar en decisiones que tienen que ver con los negocios con el Estado. Ya lo hizo recientemente, cuando peticionó que no se apruebe el pliego de la licitación de residuos, cuando formula reestructuración del transporte público de pasajeros y otros emprendimientos del área de la explotación turística.

Ante el vacío que encuentra en la estructura de Agrupación Atlántica, actúa como un intendente electo en las sombras, influyendo o tratando de hacerlo, desconociéndose si el doctor Carlos Arroyo lo ha facultado o asignado como interlocutor válido. Arroyo coqueteó con Sergio Massa pero no recibió lo esperado y no hubo acuerdo.

No es la divina providencia la que ha depositado al concejal como candidato del PRO, sino otras poderosas razones, que tienen que ver con costos económicos y el valor que adquiere un candidato con probabilidades de éxito: en política es una fortuna.

Giri, comenzó remando en el 2011 dentro de la UCR. Rápidamente le sacaron la ficha y lo tildaron de veleta, sus propios amigos, los mismos que ahora sostienen que sigue sin entender nada. Luego incursionó con Francisco De Narváez, en el partido de Hugo Moyano, se arrimó a Pepe Scioli y se juraron un amor recíproco. Pero la política está muy lejos de ser un club de amigos que ni en el futbol existe, aun cuando se trate de otra competencia. Los amigos de hoy son los enemigos de mañana y viceversa, en éste como nunca devaluado momento político que vive el país.

El empresario hizo una movida a favor del arquitecto César Pelli y su proyecto para la vieja terminal. Allí tenía sus intereses, pero finalmente fue desplazado por Aldrey Iglesias, quien le birló la oportunidad de quedarse con un mega negocio, de los que se pueden hacer en esta ciudad con banca política. Balnearios y una red de locales de recaudación, también forman parte de su activa relación con los bienes y el manejo del dinero público. Su ráfaga mediática lo dejó al desnudo, durante el Mundial de Fútbol de Brasil, cuando se ufanó ante cámaras de televisión abierta, de sortear a la AFIP, en términos poco recomendables para un militante político.

Si en el PRO, se rasgan las vestiduras por sentirse puros, este no es un caso emblemático para el ingeniero Mauricio Macri, como también le será difícil explicar al candidato a presidente de la Nación, el vínculo de un legislador suyo apareado a la caja de una municipalidad. Tal vez el eslabón que cierre la cadena es la posesión de un cargo político para poder negociar mejor.

En sus andanzas con el Sindicato de Camioneros, no dudó en convertirse en uno de los traficantes del video que comenzó a eclipsar la figura de Vilma Baragiola, hasta reducirla por estas horas en una de las más fervientes colaboradoras del doctor Arroyo. Tampoco tuvo demasiados reparos, en ventilar que sus aportes a la campaña de Vilma precisamente, no llegaban en tiempo y forma (por ser delicados) a las pautas radiales contratadas.

El ascenso rápido en política suele provocar caídas más aceleradas. Tal vez es sentir la incomodidad de no poder imponer condiciones a partir del capital. Es más o menos (ya que ocurre en estas horas) lo que se vive en torno a Francisco De Nárvaez, quien ha terminado en los brazos de Daniel Scioli. Esto es lo que estaremos votando el próximo domingo.