Carta de Lectores

El péndulo

La Argentina de nuestro tiempo vive en un permanente péndulo desde lo cual se avanza políticamente en un sentido primero, para tiempo después recorrer el camino inverso. El eterno ir y venir del pensador italiano, está perfectamente reconocido en nuestra historia con el devenir del peronismo-antiperonismo como movimiento político. Sostener, como decía Perón, que no eran ellos tan buenos, sino que los que venían después eran muy malos, es una forma sinuosa y autoritaria de descalificar  la oposición buscando cerrar la puerta a cualquier alternancia.

Es en estos días, por obra y gracia de actores principales de la vida política argentina ese pensamiento ha vuelto a encontrar voceros calificados para actualizarlo y ponerlo como la antinomia de nuestros días. Pasado o futuro es la opción que se discute.

Con sus dichos Macri se autoreconoce como hombre del futuro otorgándole al otro polo del binomio, Cristina Kirchner, el  lugar de representar el pasado argentino de los últimos veinte años y las frustraciones colectivas que de ellos surgen.

Por otra parte, Cristina Kirchner se autoerige en la vocera de la oposición al régimen conservador, pregonando su pasado peronista y lo inevitable de un futuro resurgimiento en el poder de las ideas por ella sustentadas. Algo parecido a lo dicho por Perón en el exilio madrileño.

Para ambos polos, el hecho de que hayan pasado más de setenta años del surgimiento del peronismo como paradigma social de los argentinos es algo totalmente secundario no importando que no existiesen en Argentina de la época ni la televisión, ni Internet, ni los teléfonos celulares, ni hombre a la luna, ni nada de los avances tecnológicos que marcaron estas décadas. Para los cultores del regreso al paradigma peronista-antiperonismo, la sociedad argentina es la misma y sigue vigente la antinomia y sus actores y protagonistas más reales que nunca.

La vida de los argentinos para ambos se reduce a una irreconciliable antinomia que se expresa en decir que MM es el futuro y CFK es el pasado. La sociedad no ha cambiado lo suficiente como para permitir la existencia de una tercera vía, que superando el pasado peronista y el presente conservador, ofrezca a los argentinos una opción que en democracia y libertad nos permita obtener los logros políticos, sociales y económicos que podemos merecer.

Para ambos polos del binomio es fundamental que la antinomia peronismo -antiperonismo se mantenga viva en el corazón y mente del pueblo. Es retroalimentándose unos con otros como garantizan el protagonismo a sus simpatizantes y líderes. Avanzar hacia el futuro por un camino que supere doctrinariamente al peronismo y al conservadorismo es una utopía no construida en nuestro país. La tenaza de hierro que significan los dos polos no puede dejar de apretar a la inmensa mayoría del pueblo que busca un sendero diferente. Repetir los paradigmas de hace setenta años atrás es necesario para darles hoy un protagonismo que en un futuro no merecen aquellos que son responsables de nuestros sucesivos fracasos. Los ciclos cumplidos no pueden volver reciclados en los pueblos que tienen memoria. Pretender lo contrario es querer atrasar el reloj de la historia argentina de una manera absolutamente perniciosa.

Para los argentinos de bien que trabajan día a día en la construcción de una patria diferente superar las antinomias del pasado es un deber que tienen que asumir y un derecho que inexorablemente deben proyectar para lograr que día tras día se haga efectiva en la Argentina la democracia con libertad e igualdad que nuestros próceres supieron soñar. Así hacerlo, SERÁ JUSTICIA

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