Ya la judicialización del tema, es un claro fracaso político de autoridades nacionales, provinciales y municipales. Un conflicto entre privados, que no han sido capaces de resolver, como es su obligación en caso de los ciudadanos afectados.
El intendente Gustavo Pulti dio como explicación “Yo ya me mandé al carajo con Otero, pero hasta ahí puedo llegar”. A horas de la inauguración, la Municipalidad no había cambiado siquiera, el cambio de circulación de la calle Misiones, algo elemental.
Lo cierto es que en esta ocasión Néstor Emilio Otero, se los llevó puesto a todos, con la colaboración del multimedios La Capital y todos sus órganos siguiendo expresas instrucciones de Florencio Aldrey Iglesias, el socio oculto de Otero. La cadena oficial de información de la ciudad, se ha encargado de mantener deformada su versión interesada y desinformada a la población.
Pero esta es la posición de los integrantes del gabinete: “Otero hace lo que quiere, abre cuando quiere, cierra cuando quiere y cobra lo que quiere, si me dejarán a mi, ya mismo la tiraba abajo (por la terminal nueva). Mantenemos en reserva la identidad de una voz oficial, que tiene relación directa con el tema.
Por otra parte el presidente de OSSE, ingeniero Mario Dell Olio expresó “Esperemos que no llueva, nosotros no tenemos nada previsto ni preparado”, en obvia alusión de desagües pluviales y cloacales en todos los barrios circundantes.
En su momento el secretario de Planeamiento, arquitecto José Luis Castorina había dejado expresamente puntualizado que la terminal, no se debía habilitar en esas condiciones. La UTA y representantes de la empresas de transportes, también expresaron su rechazo, pero la orden política fue abrir si o si, por razones económicas, obviamente del concesionario, quien ya tendría la cuenta cerrada con proveedores locales, lo cual volvió imperiosa la recaudación a cualquier precio.
A dar explicaciones salió un funcionario de segunda línea, el doctor Pablo García como colaborador del secretario de Gobierno Ariel Ciano, quien evidentemente no tenía ni atribución ni competencia ni argumentos, para agregar algo que destrabará la situación.
Ya en la reunión celebrada hace diez días, en dependencias de la Secretaría de Transporte de la Nación, Pulti y Otero, sostuvieron un fuerte altercado ante las decisiones unilaterales e intransigentes del concesionario.
Quienes tienen mínimo conocimiento sobre estos temas, coinciden en que la terminal no puede ser habilitada en estas condiciones y que sólo un desmedido afán recaudatorio, sugerentemente la pone en marcha en vísperas del 90 % del movimiento anual de la estación, con valor del 600 % mayor que el que rige por ley provincial.
Otro detalle significativo y determinante es la adjudicación en los términos de iniciativa privada, una verdadera trampa que no preserva el espíritu de la ley sobre iniciativas privadas. ¿A quién no se le ocurriría poner una estación terminal de ómnibus en Mar del Plata? Esa es la principal estafa, que existe en relación a una adjudicación, que ha sido un traje a medida, y cuyo beneficiario lo ha transformada en un acto liso y llano de avasallamiento de los derechos de los ciudadanos.
Jorge Elías Gómez
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