Impregnado, muy probablemente, por las señales que se emiten desde el Vaticano, monseñor Gabriel Mestre se mueve como un discípulo acorde a Su Santidad, el Papa Francisco, quien no deja oportunidad de marcar su impronta en señales y mensajes políticos, especialmente hacia nuestro país. Ya el cardenal Jorge Bergoglio, desde sus hábitos era un asiduo conocedor de las unidades básicas porteñas, en especial en el Barrio de Flores. No son pocos los analistas políticos nacionales, que afirman que en la actualidad ir al Vaticano en algunos casos, es como ir a ver a Juan Domingo Perón en Madrid en la décadas de los ´60 y ´70.
Hace pocas horas visitó al intendente Carlos Arroyo, sugerentemente muy pocos días después de la jornada multipropósito que generó y compartió con hombres, funcionarios y legisladores provinciales, nacionales y municipales. Todo en el marco de una híper complicada relación política que mantiene en vilo a todos los actores en el día a día de la agenda municipal, no exenta de momentos de tensión, incertidumbre y desorientación que se exhibe en un marco de extenuantes relaciones y diálogos cortados.
Una vez más el Obispo de Mar del Plata, Gabriel Mestre volvió a protagonizar un hecho político como cuando se apersonó en el predio de disposición final de residuos, impulsando luego La “Mesa de diálogo del basural”, o mediando en el conflicto entre el Sindicato de Trabajadores Municipales y el gobierno del intendente Arroyo, a la que calificó como una administración desbordada pero sin mala fe.
En esta ocasión, el pasado sábado convocó a dirigentes políticos, sindicales y sociales del sur de la V Sección electoral bonaerense, a quienes encuadró en una foto grupal, ubicándose sugestivamente a su derecha la diputada nacional camporista Fernanda Raverta.
La Jornada de Reflexión se realizó en la Casa de Ejercicios San Francisco y Santa Clara, ubicada en el Bosque de Peralta Ramos.
El “retiro espiritual” de la dirigencia de los nueve partidos que componen la Diócesis, fue cubierto en forma exclusiva por el Diario La Capital, cuya cronista concurrió al encuentro con la “orden” expresa de entrevistar solamente a dos de los participantes: los legisladores provinciales Rodolfo “Manino” Iriart y Lucas Fiorini, un hombre que cuenta con un fuerte respaldo de la Curia y del zar de los medios periodísticos locales.
Mestre quien fue profesor titular de Sagrada Escritura en la Escuela Universitaria de Teología de Mar del Plata, volvió a dar cátedra, pero esta vez a la dirigencia, empleando una retórica recargada de parábolas bíblicas a fin de exhortarla “a tener un corazón prudente, es decir, que sepa discernir y elegir los medios adecuados para alcanzar el fin y a ser sabios, es decir, a descubrir el verdadero sabor de la vida trabajando incansablemente por aquello que es esencial e importante”.
El encuentro se inscribe en la serie de hechos políticos que tienen como activo protagonista, desde su asunción, al obispo más joven de las 6 décadas de historia de la Diócesis local. Cuya juventud y condición de oriundo de la ciudad no es un hecho fortuito ni “milagroso”, sino que se enmarca en la “cruzada” de la Curia católica por recuperar la influencia y el terreno perdido en el Conurbano marplatense a manos de los movimientos evangélicos, a cuyo crecimiento contribuyó la crisis moral de una institución jaqueada por recurrentes denuncias contra curas pederastas y sus encubridores.
Precisamente después de su intervención en el conflicto paritario que paralizó la actividad municipal y legislativa durante casi un mes, Mestre en declaraciones periodísticas, sin ambages ni pruritos, defendió el rol político de la Iglesia.
“La política con mayúsculas – sostuvo – es una acción clara de la Iglesia. Lo es en sus laicos, lo es en sus pastores, incluso tenemos que alentar a nuestros laicos para que se metan en las estructuras partidarias para poder propiciar desde esas trincheras el bien común”.
También en declaraciones periodísticas ha dejado claro que “Francisco logró poner la Iglesia en la calle… Y verlo al Papa hacer esto, incluso con algunos gestos particulares y líneas muy concretas, genera que tengamos que tomar estas posturas”
Tampoco es un dato menor aunque lo parezca que aún antes de haber sido ungido con los símbolos de la liturgia de la Iglesia Católica, haya recibido la bendición del piadoso Don Florencio Aldrey Iglesias, celebrando el Día del Amigo con un desayuno en las instalaciones del Hotel Hermitage, al día siguiente de darse a conocer su designación como obispo diocesano.
El representante de la nueva hornada de obispos “made in Francisco” tampoco titubeó para ponerse la malla y zambullirse en la competencia de aguas abiertas “Copa Ciudad de Mar del Plata”, repartiendo asimismo “bendiciones de tablas” entre todos los que practican deportes acuáticos.
Lo hizo con la misma energía “evangelizadora”, que impulsa sus incursiones en los ámbitos sindicales, empresariales y políticos, y su predisposición para recepcionar los reclamos de la CGT Regional, los recicladores y las organizaciones sociales en pos de recuperar influencia y feligreses.