En días pasados, el obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, presidió la misa de clausura de la carpa misionera que realizó actividades durante trece días en el barrio Autódromo, en la comunidad Santa Cruz que pertenece a la parroquia Santa Rita ubicada en Calle 31 y Pasaje de los Incas. Durante la eucaristía, colmada de vecinos, y fieles de la comunidad, monseñor Marino realizó 20 bautismos, 89 confirmaciones y 55 primeras comuniones a jóvenes y adultos.
“Hoy es un día muy importante, un día de felicidad para esta diócesis de Mar del Plata, porque un grupo considerable de la comunidad recibe los sacramentos de la iniciación cristiana, el bautismo, la confirmación y la comunión. Como obispo me alegro mucho de estar entre ustedes en esta carpa misionera, porque esto es la coronación de una tarea de esfuerzo, de predicación del evangelio. Comienzo felicitando al párroco Héctor Díaz, por la tarea de salir de su sede parroquial de Santa Rita a recorrer los barrios de esta extensa geografía para invitar, para anunciar, para ofrecer a otros, a sus ovejas, la riqueza que tenemos, la única riqueza que es la fe en Jesucristo,” inició diciendo en su homilía el obispo.
“La Iglesia se alegra de crecer y de ver que responden, además veo juventud, qué mejor noticia para la comunidad cristiana, ver que el mensaje es aceptado por los jóvenes, entonces significa que hay vida nueva, que hay esperanza, presente y futuro”, remarcó monseñor Marino ante la multitud presente, entre los que había muchos adolescentes.
Más adelante, el pastor de la Iglesia Católica de Mar del Plata, destacó la tarea evangelizadora de todos los miembros de la comunidad, que llevaron adelante la misión por las casas, la preparación de los que se bautizaron, confirmaron y tomaron la comunión, y todo lo desarrollado durante los trece días que duró la carpa. “Como saben estamos en el año de la fe, la idea fundamental es que todos los creyentes, los cristianos, los miembros de la Iglesia Católica, renovemos nuestras convicciones de fe, nuestra adhesión a Jesucristo. Y además que salgamos a ofrecer a otros, a anunciar al evangelio, atraerlos a la casa común, que es la Iglesia, que está constituida por piedras vivas, por cada uno de nosotros”.
El obispo realizó una pequeña catequesis sobre el bautismo, la comunión y la confirmación. En una parte de su alocución, se refirió a la fortaleza recibida por el Espíritu Santo en la confirmación para ser buenos discípulos de Jesús, y también para luchar contra la corriente del mundo, haciendo así alusión a las palabras del papa Francisco “aprendan a ir contracorriente”.
“Termino esta homilía de la misma manera que la empecé, expresando mi alegría por todo esto que estoy viendo. Esto es la Iglesia viva, que no se queda encerrada o contenta de puertas hacia adentro, sino que sale, va al encuentro, se acerca, está activa. Entonces para mí es ocasión de dar gracias a Dios, y pedir que este impulso misionero, siga siempre vivo, no sólo en el año de la fe, sino que todos entendamos que tenemos este compromiso y obligación, salir, acercarnos, invitar, proponer, y ser nosotros muy coherentes entre lo que aquí hacemos y afirmamos, y la vida diaria, en la calle, la familia, el trabajo, el grupo de amigos” concluyó Marino.
Luego de la homilía comenzó el rito del bautismo, donde 20 jóvenes y adultos se incorporaron a la Iglesia Católica. Posteriormente, el obispo confirmó a 89 personas y 55 tomaron la primera comunión, lo que se constituyó en uno de los momentos más importantes y emocionantes de la celebración.
Durante los trece días que se extendió la actividad de la carpa misionera, no sólo hubo visitas a las casas del barrio, también muchos vecinos se fueron acercando a los espacios de formación bíblica y reflexión espiritual. Se ofrecieron talleres prácticos para armar un horno de barro, y para hacer artesanías como decoupage, mosaiquismo, entre otros. Hubo una charla del doctor Castelnovo, médico ginecólogo, para las mamás embarazadas sobre el cuidado de la vida y allí realizó 20 ecografías que ellas se pudieron llevar grabadas en un dvd a sus casas.
“La carpa es un servicio evangelizador, también en la promoción humana que no va por caminos distintos sino unidos. Ha sido una hermosa y fructífera experiencia, la comunidad de este barrio es chiquita pero la carpa los animó en el compromiso y a su vez las otras comunidades que forman parte de la parroquia seguirán acompañando. Tuvimos la alegría de que chicos que estaban a la deriva, empezaron una etapa nueva y, algunos se bautizaron de manos del obispo”, detalló el presbítero Héctor Díaz, párroco de Santa Rita.