Cuando una gran mayoría ha decidido a jugar al distraído, es necesario repasar algunas etapas previas a la actual composición política de la ciudad. En el escenario de Once Unidos en el lanzamiento del ingeniero Carlos Cheppi en el 2011, estuvo José López nº 2 de Julio De Vido, el hombre que maneja la relación con Venezuela, hoy complicada con enfrentamientos civiles.
A De Vido le interesa que no se pierda ninguna valija más, y necesita un hombre de confianza. El embajador argentino en Venezuela, “está al servicio de esos intereses supremos de la Nación”, que no se pierdan parte de los U$SW 13.000.000.000.- que Capriles reclama a la Argentina.
Con Venezuela se ha tendido el puente de los negocios del Estado con el vínculo de empatía política. ¿Quién se animaría a ponerle un voto a Cheppi, en este contexto? Esta película recién empieza, va recién por los títulos.
La instalación de la candidatura de Cheppi costó un millón de doláres (blue) al valor actual. En el 2011 fueron más. Hoy Cheppi está borrado, cumpliendo el papel de ñoqui según el desdibujado secretario de Gobierno, arquitecto Marcelo Artime: “como será ese charco para que ese perro lo cruce al trote”, dirían en el lenguaje campero, que muy bien puede aplicarse a la realidad política del Frente Para la Victoria. Ni Segarra ni Rodríguez (Daniel) ni Raverta ni Beresiarte ni Retamoza ni Maraude miden, son de baja estatura política y su anclaje es Pulti. ¿Ahora el intendente tendrá la lapicera para armar las listas de concejales? ¿Irá Artime? ¿Qué pasará con Rosso?
Cheppi está en la línea de la recaudación para la campaña. Ahora si él no es candidato (como dijo) porque es un hombre que estará donde el Movimiento Nacional y Popular (también lo dijo), no tienen a quién poner, tienen el síndrome de Cristina, pero en Mar del Plata.
