Política

El jefe de la Armada en su peor momento: “No sabemos dónde está, no sabemos qué pasó”

Fue un gesto político inédito, un golpe sobre la mesa: el presidente Mauricio Macri y su ministro de Defensa, Oscar Aguad, desembarcaron en la sede de la Armada para ratificar la cadena de mando, cotejar las distintas hipótesis que se manejan acerca de la desaparición del ARA San Juan y monitorear las órdenes que se están ejecutando para coordinar la ayuda internacional destinada a la búsqueda y rescate del submarino. El jefe de la Armada, el almirante Marcelo Srur, desplegó mapas y contestó todas las preguntas del Presidente con un leve tono académico. Pero en definitiva, el cónclave sirvió para muy poco: Macri regresó a su despacho con renovada incertidumbre y la Marina continuó su operación política contra el ministro Aguad, que aguarda la finalización de la crisis naval para firmar el pase a retiro del almirante Srur, un experimentado oficial con evidente dificultad para entender cómo funciona la cadena de mando entre la Presidencia de la Nación y la Armada Argentina.

Aguad se enteró de la desaparición del submarino por los medios y se cruzó fuerte con Srur porque no le informó sobre la suerte que corría el ARA San Juan. Macri escuchó los planteos de su ministro de Defensa respecto al jefe de la Armada y decidió realizar una visita relámpago al Edificio Libertad. El Presidente se sentó frente a Srur, y puso a Aguad a su lado. Todos —marinos y funcionarios civiles—, entendieron ese gesto político.

—¿Por qué no informaron en tiempo real que estaba el submarino sin contacto?—planteó Macri.

—El capitán del submarino informó que navegaba en estado perfecto, y que calculaba llegar a Mar del Plata cuatro días después. Por eso, por protocolo, tenía cuarenta y ocho horas para volver a informar—, respondió Srur.

El almirante contestó con una evasiva. Cuando decide buscar al submarino desaparecido, emite un parte que no comparte a las autoridades civiles. Srur rompe la cadena de mandos por no informar y pierde 48 horas vitales para pedir y desplegar la ayuda internacional.

—¿Qué se sabe del submarino? ¿Y por qué se perdió el contacto?—, insistió Macri.

—No sabemos dónde está, no sabemos qué pasó—, replicó Srur.

La actitud del almirante causa muchas sospechas a Aguad, y por eso desplegó en la base de Puerto Belgrano a Graciela Villata, secretaria de Servicios Logísticos para la Defensa. Villata, virtual viceministro de Defensa, está librando una guerra de baja intensidad con la cúpula de la marina, porque cuestiona la metodología que usan los oficiales de la Armada para chequear y luego informar sobre las novedades de la búsqueda del submarino.

Hace unos días, Srur autorizó que se filtrara a los familiares que se habían recibido ciertas llamadas que provenían supuestamente del ARA San Juan. Eso provocó un clima de entusiasmo y expectativa que debió descartarse ante su inexistencia. Pero el daño estaba hecho: los familiares se indignaron y el Gobierno tuvo que tragarse un cable de la agencia Télam en el que informaba la supuesta buena noticia.

Con este traspié institucional, Villata avanzó contra ciertos oficiales de la Armada que rechazaban sus decisiones verticales y utilizaban las redes sociales y ciertos programas de televisión para cuestionar a toda la estructura política del Ministerio de Defensa. Aguad no podía creer que apenas cinco horas después de la visita al Edificio Libertad, la Marina operaba en su contra sin ningún tipo de camuflaje.

El ministro extremó su idioma español con sus subordinados para revertir la ofensiva. Sin embargo, no le alcanzó: la Armada siguió filtrando versiones que aseguraban que buques ingleses y americanos habían encontrado al submarino perdido, lo que era rechazado por las autoridades civiles ante la ausencia de evidencia. Ese juego terminó cuando Aguad —ratificado por Macri—asumió la comunicación oficial de las noticias del operativo de búsqueda y rescate. Desde ese momento, la Armada puso al vocero, y el Ministerio de Defensa editaba la información para evitar errores que se pagaron muy caros.

—¿Le pusieron a la Marina un comisario político?—, preguntó el medio.

—No —contestó un miembro del gabinete—, se trata de informar y de respetar a las familias de la tripulación…

—Más claro…— insistió el medio.

—Sí: dijeron que estaban las llamadas, y no eran. Dijeron que podía haber comunicaciones a través de la clave morse, y fue una fantasía… Demasiado, nos hicimos cargo.

Macri está concentrado en la búsqueda del ARA San Juan, y después ajustará cuentas con el almirante Srur y su plana mayor. Aguad ya preparó la lista de ascensos y retiros. El Presidente solo aguarda su oportunidad política.

 

Un comentario

  1. que cada uno se haga cargo de lo que le corresponde…investigacion y consecuencia, como en cualquier pais del mundo normal…sino fijate como se manejan las cosas con los yonis y los de la nato…
    y estos si que que tienen tecnologia de ultima…

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