Dejó su auto en la playa de estacionamiento del lugar, y recorrió las instalaciones interiorizándose del funcionamiento de la obra, inaugurada en el primer minuto de hoy. Caminó y dialogó con la gente, siendo indisimulable su rostro de alegría y satisfacción, momentos que compartía con su esposa Lucila Branderiz.
Muchos fueron los vecinos y turistas que lo reconocieron, saludándolos y felicitándolos por el acontecimiento, destacándose que fueron miles los marplatenses que ayer visitaron el lugar, muchos de ellos concluyeron que era una verdadera lástima, que la edificación no pudiera observarse desde la Avenida Luro, ya que parece un edificio tapiado y escondido, tal cual lo había anticipado el arquitecto José Luis Castorina.
Luego de permanecer durante 30 minutos en el lugar, se retiró muy conforme ante el ingreso y salida de los ómnibus, y fundamentalmente, por la conformidad y conformidad del público en general.