Ya todos conocen la historia del Cyrano de Bergerac, ese hombre del que partían palabras de amor irrepetibles, pero que no podían ser expresadas si no a través de otra persona. Su nariz, de enormes proporciones, lo hacía retraerse, automarginarse, quedarse en un segundo plano, sin nunca encontrar el amor. ¿Se imaginan entonces ustedes un mundo de cyrano’s?
Precisamente ese es el nombre del espectáculo que con dirección de Manuel González Gil adapta libremente al personaje de Edmund Rostand, a quien Manuel Callau le da su personal presencia. Se ve de viernes a domingos a las 23 y los lunes a las 21 en el Teatro Colón (Yrigoyen 1665).
Pero Callau no sólo interpreta al personaje, sino que además canta y baila, oscilando entre el relator de la historia y el papel de Cyrano. Como contexto, para darle marco al espectáculo, cuenta con la presencia de la camerata vocal de la Universidad Nacional de Mar del Plata, el Ballet de la Escuela Municipal de Danzas Norma Fontenla y gran elenco.
Como se ha dicho, Un mundo de Cyranos articula distintos lenguajes artísticos, integrando la danza y el canto, pero además hay también teatro de títeres y marionetas, las cuales han contado con el diseño del reconocido artista plástico y dibujante Miguel Rep. Por otra parte, la música ha sido compuesta por el maestro Martín Bianchedi.
La obra fue ideada por Gonzélez Gile a fines de 1994, cuando el director del Teatro Nacional Cervantes lo convocó para comenzar un ciclo teatral destinado a acercar al público adaptaciones o versiones libres de los grandes textos de la literatura universal: desde su estreno en 1995 ha tenido un gran recorrido hasta estos días en que se presenta en Mar del Plata.
Premiada y reconocida por la crítica, Un mundo de Cyranos, según el propio González Gil, pone el acento en el tema de la discriminación hacia quienes no cumplen con los modelos preestablecidos y son marginados por la sociedad. El texto propone que las semejanzas nos deben unir y las diferencias nos ayuden a comprender y a crecer.