Mientras el ex presidente Mauricio Macri, se despliega poco a poco en la Provincia de Buenos Aires, pidiéndoles a los intendentes de JxC que “sumen a los peronistas no cooptados por CFK”, el próximo miércoles en el Club San Luis, en La Plata, esperan al intendente de nuestra ciudad, Guillermo Montenegro, como figura del Grupo Dorrego, hasta lo presentan como la “frutilla del postre”. Lo de figura se expresa por la representación plus que siempre brinda Mar del Plata, la ciudad de mayor padrón electoral del interior bonaerense.
Mar del Plata siempre despierta presencias políticas rutilantes y expectativas de ensueño, que provoca la ciudad más conocida por todos los argentinos. Pero no se trata de empatías turísticas ni bellezas naturales, no responde a eso la convocatoria.
Se trata nada menos que del anuncio de la presencia de Guillermo Montenegro, como integrante del Grupo Dorrego, que han constituido caracterizados intendentes bonaerenses, entre ellos Diego Valenzuela y Julio Garro.
Casi un dilema para Montenegro, que ha tenido por razones de gestión, más “feeling” con Alberto Fernández manifestado públicamente por diversos medios de comunicación, con un ida y vuelta con el presidente de la Nación, que mantiene inquietos a sus socios en la coalición marplatense.
Montenegro amagó, pero lo suyo más vale fueron gambetas, sin desbordes ni centros atrás, pocas veces pateó al arco. Nunca se lo observó desvelado, sino más bien disimulando sus raíces PRO, sí estimuladas con vigor en su paso por CABA y San Isidro.
Si AF en Casa Rosada y Axel Kicillof en el sillón que ocupó su mentora, María Eugenia Vidal, fueron síntomas de desaliento en octubre de 2019, la pandemia lo llevó a consumir reservas de energías de su escaso combustible.
“El gobierno de Montenegro anda a gas”, se escucha decir sin compasión en los rincones del off municipal, que cobra mayor volumen a días de entrar en el año impar de las elecciones legislativas. Al ex intendente Arroyo se le vino la noche cerrada, políticamente hablando, cuando anunció que iba por su reelección, lo cual desató una aviesa campaña que encabezó la hoy pareja del apreciado colega “Quique” Sacco.
Vidal con la tolerancia agotada con el PRO marplatense por sus bajas (siendo generosos) performances, repatrió a Montenegro a su pago natal para convertirlo en intendente. La dinámica política viene sufriendo estrés, y lo que era útil en el primer semestre de 2019, en las postrimerías de 2020 ya no tiene valor.
El valor y la propuesta política están devaluadas como la moneda nacional, que en ese mismo rango (agosto 2019/octubre 2020), sufrió una depreciación que casi toca el 500 %, algo así como “La Gran Remes Lenicov”, que le dio paso a la “magia” de Roberto Lavagna mientras lo sostuvo Néstor Kirchner.
Pero hay un detalle que valdrá la pena tener en cuenta. Cómo retener a los peronistas no cooptados por CFK, cuando María Eugenia Vidal para sofocar una interna en San Vicente, colocó en la negociación a Nicolás Lauría como cabeza de lista a concejales de General Pueyrredon, primero en la línea de sucesión de Guillermo Montenegro.
Vidal ya no quiere saber más nada con la provincia de Buenos Aires, se inmiscuyó de manera obsesiva en Mar del Plata, haciendo saltar todas las protecciones. Hasta Joaquín “Patota” De la Torre bajó a dar órdenes y a cortar cabezas.
En la actualidad, Lauría (que siempre fue un enigma) apoyado por UATRE, ya no comparte el mismo espacio político. Su gremio se alineó incondicionalmente con la Casa Rosada en un acto formal, que fue difundido oficialmente. Nadie dijo que Mar del Plata es una excepción.
Lauría, ya es un edil bleu, no se sabe cuánto vale y a cuánto puede llegar. ¿Cuántas reservas le quedan a Montenegro? El ex basquetbolista que encabezó la lista de concejales como Partido FE, ya no participa de las reuniones de Vamos Juntos, el sub bloque que responde al SIM.
Es más ya no acompaña con su voto al resto de la Coalición, con lo cual el oficialismo quedó en una incómoda posición con sólo 9 miembros, contra 15 de la oposición, todo un tema llegado el momento preciso, ni un minuto antes ni un minuto después.
Montenegro debe salir a las pistas en un momento complicado, el Grupo Dorrego lo mete en una cancha embarrada, cuando su cintura política le ha jugado una mala pasada. El “Gordo” como también se lo conoce no se destacó por su pierna fuerte, nunca fue con los tapones de punta.
Preservó todo en aras de su gobernabilidad. Pero la política no conoce de gestión, tiene otros tiempos, que Montenegro disfrutó (por eso fue elegido) clavando un pleno con su única ficha, pero el reloj acelera su tic tac, aún en la era digital.
Ya se está jugando el partido de 2021. Todo lo malo que pase y exhiba Mar del Plata, como capital turística de los argentinos, a partir del 1° de diciembre, será achacado a la MGP, los aciertos y la total disposición de las buenas noticias serán de Nación y Provincia. Las cuales ya co gestionan con el Departamento Ejecutivo de la MGP.
Leído sin ambages, tiene el crédito agotado y el cupo lo manejan en el Frente de Todos, le aplicarán frío – calor, y no hay térmica que resista esos embates. Una oportunidad que harán valer con toda su intensidad, como lo marca su ADN. Para el 2023 faltan tres años, con una escala clave en octubre en 2021.
Bienvenidos al año nuevo político adelantado.
Jorge Elías Gómez