No es fácil para ningún oficialismo en tiempos de pandemia, y más aún si se han modificado las reglas de juego que lo concibieron. El intendente Guillermo Montenegro y su gobierno, han comenzado a sentir los rigores de una gestión opaca, que ofrece por estas horas los síntomas de un desmembramiento puertas adentro del bloque de Juntos por el Cambio en el HCD.
Una fisura que de ninguna manera sube el precio de Alejandro Carrancio (a esta altura es solo una anécdota, sería de una miopía aguda), sino que es la respuesta a una construcción política deficitaria, encima sin votos, que María Eugenia Vidal (MEV) se empeñó en respaldar, con una mecánica de campaña desestabilizante al Gobierno municipal anterior.
Carrancio responde a Lucas Fiorini, quienes a su vez están enrolados bajo la ambigua imagen del ex barón del conurbano Joaquín De La Torre, otro hombre que la ex gobernadora empoderó como ministro para ganar territorialidad. No es la única torpeza de MEV, quien ahora está de mudanza al clima más amable de CABA, donde Rodríguez Larreta alimenta sus sueños presidenciales para 2023. Es que “Mariu” teme una nueva derrota electoral en el territorio que gobernó. La peor señal.
Montenegro se quedó solo, sin referentes en la presidencia de la Nación ni en la gobernación bonaerense. Ahora está sufriendo las consecuencias de una victoria pírrica en 2019.
Todo arrancó de manera obsesiva y obscena, pues partió de la destrucción interna de Juntos por el Cambio, fomentando una división que dejó a Fernanda Raverta a menos de 10.000 votos e igualó el número de bancas con el Frente de Todos. Ahora no cierran las cuentas ante el menor de los tropiezos.
Montenegro fue guionado en la campaña entre 2017/19 y en la actualidad no maneja su propia agenda, una instancia incómoda y deslucida que comienza a pasarle facturas. La no aprobación del pliego de licitación pública del transporte público de pasajeros es un papelón.
Hay que recordar que la elaboración del mismo fue reclamada por carta documento por el Concejo Deliberante al Departamento Ejecutivo anterior. Y ahora molesta la judicialización de la política. Chocan los autos de la calesita en Mar del Plata también.
Pasaron tres años y todo volvió a fojas cero, o peor aún, debe asumir el intendente el costo político de declarar la emergencia en el servicio, debido a que entrará en precariedad con todos los riesgos jurídicos que ello implica y además con un atraso tarifario que oscila en los $ 50, según los estudios del Departamento de Transporte y Tránsito, o de Movilidad Urbana.
Si Carrancio tiró del mantel de la mesa, también quedó disminuida la gestión de un hombre de Emiliano Giri quien aspira a una banca de senador (que dice que le prometieron) y es la que pretende renovar Lucas Fiorini. Es como el chupetódromo de la V Sección Electoral.
Y ni hablar de Santiago Bonifatti, muy lejos de ser un garante de la Secretaría de Gobierno de la Municipalidad de General Pueyrredon. Los desaciertos del cuarto piso son la regla, no la excepción. Solo a partir del desconocimiento se puede justificar tamaña decisión. Se había alzado con el 2 y “pico” en elecciones recientes y recibió un premio.
Si el fracaso de la licitación del mayor e importante servicio público urbano de la ciudad no resultara suficiente, no debe salir solo el foco de la foto, sino que la película continúa, hasta el 2023 se convertirá en una de largo metraje.
Tampoco hay demasiadas precisiones sobre el verdadero rol que cumple Nicolás Lauría, el sucesor natural de Montenegro, quien acaba de asimilar una serie de manos en la perilla, después de desentonar con su producto de mudar de la zona roja. No dejó a nadie conforme y llama la atención semejante capacidad de acumular rechazos. Hacen cola y no precisamente para elogiarlo.
Lauría responde al Partido Fe, que se alineó con el kirchnerismo en la Cámara de Diputados de la Nación, y que llegado el caso votará por la suspensión de las elecciones legislativas, transformándolas de hecho en una Ley de Lemas, que vulnera todo acuerdo con la oposición en la cual se ubica Guillermo Montenegro. Es todo enigmático. El Partido FE y la UATRE se abrazaron a Alberto Fernández y Sergio Massa.
En tiempo de pandemia no hay economías florecientes y la MGP ya no puede estirar más la desatención de sus finanzas. Sus estrecheces son definitivamente insalvables. Su última propuesta de 30 % de aumento al STM en 4 tramos fue rechazada por insuficiente ya que según el gremio “la oferta salarial de la Municipalidad resulta insuficiente” y porque no contempla “el reconocimiento de lo adeudado en 2020 y el índice inflacionario” del primer trimestre del año. Demoledor desplante tras 24 y 48 horas de paro.
De dónde va a surgir la diferencia que deje conforme al gremio, constituye un verdadero misterio y mucho más aún si las ideas económicas del PRO han echado raíces en el hombre amarillo, que aparece abandonado a su suerte en la Ciudad Feliz.
Todo ocurre cuando la confianza ha comenzado a ceder, en relación a la capacidad de gestión de una ciudad de múltiples demandas. El kirchnerismo no ha decidido aún ir a la yugular.
No les sobra nada tampoco a los Fernández y a Kicillof, aunque sus propios errores, vaya paradoja, son el mejor activo político de Guillermo Montenegro, quien luego de intentar ser el intendente de San Isidro, dijo que Mar del Plata era su lugar en el mundo, todo con su tono de voz portentosa.
Muy probablemente en este contexto, cobra una nueva dimensión la reciente interna radical, que se ordenó en la provincia del 38 % de los votos. Mar del Plata no es precisamente una participación de reparto, así lo aseguró en su campaña Maximiliano Abad y todos esperan que cumpla.
Jorge Elías Gómez
jgomez@mdphoy.com
La ciudad está hecha un desastre y no por la pandemia. El sanisidrense no hizo absolutamente NADA positivo. Un fiasco. Fracaso total.
Muchas gracias por la información. Gran aporte de esta web. Un cordial saludo!